sábado, abril 28, 2007

pubertad divino tesoro

Como ya lo he dicho en otras ocasiones, yo soy una persona muy sexual y nuevamente aclaro, conste que no dije sensual, jajaja.

Después del episodio de la Zenaida, y con escasa edad, mi actividad sexual fue prácticamente nula durante un buen tiempo, de hecho no tengo muchos recuerdos acerca del sexo durante una buena parte de la primaria. Algo que se me quedó grabado fue 'la plática', you know... La 'plática' tan temida por todos los padres, la de sexo. Recuerdo a mi madre tratando de explicarme con palabras decentes y recuerdo que en un principio no entendía de qué diablos me estaba hablando, hasta que llegamos a la parte escalofriante. Mi madre se la pensaba demasiado y yo tenía cara de what... quesque 'las parejas cuando se quieren mucho...' y bla bla bla, lo que me dijo a continuación me dejó helado: '... y entonces el hombre mete su pipi en la cosa de la mujer...' a ver momento, momento. Primero: ¿qué es 'la cosa de la mujer'? ¿está hablando de la panocha? Segundo: ¿como que le mete el pipi? ¿y no le da asco? Si está lleno de pipí! ¿y las mujeres se dejan? cochinas!!! ¿y luego que hacen? ¿las orinan adentro? Miles de ideas y dudas se agolpaban en mi cerebro. Eso alimentó mi curiosidad lo suficiente como para que yo buscara información por mi cuenta, veía la palabra sexo y me ganaba el morbo. Lo primero que encontré fue un tomo del Almanaque de lo Insólito de Irving Wallace (ese Almanaque estaba buenísimo) que hablaba completamente de sexo. Yo esperaba encontrar una revista pornográfica pero obviamente estaba muy equivocado. En vez de ello encontré mucha información que poco o nada tenían que ver con lo que tenía en mente aunque definitivamente el tema me sedujo y comencé a leerlo. Sinceramente ya no recuerdo en específico lo que venía ahí pero hablaba de muchos aspectos sociales, culturales e históricos del sexo, creo que venía un glosario de palabras en donde entendía la mitad y la otra no sabía de qué estaban hablando; encontré personajes históricos relacionados de alguna manera con el sexo como Mata Hari, Celopatra, los Borgia, el Marqué de Sade, etc, etc. Prostitutas, mujeriegos, pervertidos, homosexuales, la revolución sexual, el feminismo, cosas por el estilo fue la lectura que me desveló varias noches y que solamente alimentaba mi curiosidad por el acto en sí. Mi padre fue más práctico, se limitó a buscar algunos libros y me los dió, no recuerdo los títulos pero uno de ellos era el típico libro que le podían dar a un puberto con las hormonas a mil por hora con información sobre la anatomía de los géneros, las enfermedades de transmisión sexual, los embarazos no deseados, la masturbación, y respuesta a muchas preguntas. Aclaro que no era un libro mocho ni nada por el estilo, era un libro más bien objetivo que por supuesto traía su dosis de moralidad acerca de las consecuencias de nuestros actos pero nada más que eso. Según yo, me estaba preparando con información para cuando perdiera mi virginidad, como para que nada me espantara y saber qué hacer, qué equivocado estaba, jajajaja. Por esas épocas mis erecciones se hicieron más frecuentes, involuntarias, inesperadas, y algunas veces incómodas; todavía no me masturbaba, es más, para ser sincero no tenía idea de cómo hacerlo, solamente había leído algo sobre ello pero nunca explicaba cómo, además según recuerdo hablaba del tema en una forma muy ambigua, yo no tenía idea de por qué alguien querría masturbarse, no entendía bien cuál era el objetivo, recuerdo que aclaraba que no era algo malo y que ayudaba a conocerse y aliviar las 'ansias' por así decirlo. Era una etapa muy confusa, todo era nuevo para mí: los pelos abajeños eran incipientes, un mero adorno de mis huevos, las facciones comenzaban a cambiar, estaba entrando en la pubertad, a punto de entrar a la secundaria, con escasos 11 años. Las niñas ya llamaban mi atención de una manera diferente, todavía recuerdo la 'fiesta' de mi graduación de primaria en una casa club de un lugar llamado 'Hacienda Las Torres'. Eran las primeras fiestas sin padres, las primeras fiestas en donde bailábamos y todavía no lo hacíamos en pareja sino más bien como en círculos, era muy chistoso. Había una alberca y a pesar de que no nos habían permitido usarla ¿qué más podíamos hacer? Terminamos todos adentro, recuerdo las playeras pegadas a los nacientes senos de algunas compañeras, la mayoría seguían usando corpiño. No crean que andaba de libidinoso, jajajaja... era otra sensación, era una sensación de algo desconocido, algo que despertaba mi curiosidad aunque no entendía muy bien por qué, despertaba mi curiosidad la atracción inocente que me provocaba ver esas imágenes, para mí todavía no era algo sexual, solamente algo nuevo.

Recuerdo que solía jugar con los vecinos entre los que había una niña llamada Violeta, en realidad no me gustaba sino que me caía bien. Jugábamos juntos, eso era todo. En una ocasión mis papás y sus papás nos llevaron a unas suites frente al mar con una alberca en la azotea. Era una noche calurosa de verano, yo había terminado la primaria y estaba de vacaciones; Violeta, mi hermano y yo entramos a jugar al agua y básicamente estabamos aventando agua entre todos. Ver a Violeta en traje de baño aún cuando apenas comenzaba a desarrollarse su cuerpo me hizo sentir algo 'raro', un calorcito por dentro, jajaja. Sobretodo cuando por el mismo juego mi cuerpo rozaba con el suyo y entre los roces alcancé a sentir sus piernas y un poco su nalgas, la verdad no fue intencional fue simplemente el juego pero eso me hizo tener una erección casi de inmediato. Luego me alejé, supongo que para que no se diera cuenta y me puse a meditar en lo que había sentido, incluso me cuestioné si no me gustaba la Violeta pero en concluí que fue la calentura del momento nada más, jajajaja. Al poco tiempo nos cambiamos de casa y a pesar de que Mazatlán no era muy grande jamás la volví a ver.

El entrar a la escuela secundaria fue algo totalmente diferente a lo que hasta entonces había conocido. Tenía 6 años de conocer casi a las mismas personas, 6 años de tener una nana como maestra, 6 años de recreo, de entregar una agenda de tarea firmada por mis padres, de usar corbata uniformes de gala los lunes, de los juegos, de muchas cosas. Ahora era todo nuevo, aún cuando seguía en la misma escuela.

Para empezar entraron muchas personas de otras escuelas, eran más salones, más gente, más pubertas. El 'receso' (que ya no recreo) lo usábamos para ver a quién le estaban creciendo las tetas, cuál era la más buena y cosas por el estilo. Las primeras parejas empezaban a aparecer y también las vergüenzas, las carrillas, las travesuras. También recuerdo las primeras reuniones en casa de los amigos, siempre en la tarde, haciendo pendejadas, intentando ser adolescentes. Las amistades se estaban convirtiendo pronto en la vara con la que me medíamos la aceptación, un tema importante para esa edad. Ahora ya no tenía material de lectura, lo había agotado y entonces me limité a buscar en los libreros de la casa cualquier cosa que tuviera algo relacionado. Encontré por ahí un libro que me llamaba la atención el título: "La muchacha que sabía demasiado". Comencé a hojearlo y la verdad resultó ser una historia como policiaca, me aburrió de inmediato pues no encontré nada de lo que estaba buscando; encontré otro llamado "Cartas pornográficas a mi esposa" el título me emocionó. Resultaron ser como una colección a manera de diario de unas cartas dirigidas a su esposa que escribía un hombre que por razones de trabajo había pasado un tiempo en Holanda. No crean que encontré texto explícito ni nada por el estilo, sino hablaban de anécdotas llenas de las diferencias culturales que un latinoamericano puede encontrar en la sociedad holandesa referentes al tema del sexo, la prostitución y la pornografía en una ciudad como Amsterdam. Interesante, pero nada más. Obviamente esto no era lo único que leía pero ya estaba aburrido de los libros que leía en la infancia, los de Verne, historias como La Isla del Tesoro, El Barón de Münchhausen, Tom Sawyer, Rob Roy, y demás ya las había leído una y mil veces; la otra opción era Selecciones, lectura de WC, mis padres todavía no me dejaban leer 'libros para adultos' porque creían que no tenía la edad suficiente así que opté por 'robarme' los libros. Algunas tonterías como Shampoo, El Clan del Oso Cavernario; otras divertidas como Dos Crímenes, Esas ruinas que ves o Cien Años de Soledad; algunas interesantes pero muy elevadas para comprenderlas como Demian, El Lobo Estepario o El Anticristo; y otras que era para mí 'educativas' como Pantaleón y Las Visitadoras, Macho Profundo o Juliette. Lo bueno era que siempre había libros que robarme en la casa.

En ese tiempo llegó la televisión por cable a mi colonia. Estábamos en la segunda mitad de los Ochentas y los canales que pasaban eran puros canales gringos, por fin pude ver MTV, lo acepto, lo abracé y me mantuvo alejado de cosas nefastas como el pop mexicano o cosas como la música ranchera, jeje. La otra buena noticia eran los Cinemax's "Friday After Dark", benditos... lo malo era que tenía que desvelarme pues lo pasaban no sé por ahí de las 12 o 2 de la mañana cuando mis padres ya dormían. A esas desveladas le debo el trauma de haber escuchado a mis papás cogiendo por primera vez... la primera vez que escuchas como que no entiendes muy bien qué es eso, ¿alguien está llorando? ¿es la tele? ¿qué es eso? después escuchas claramente a tu padre también jadeando y de repente te cae como balde de agua, 'están cogiendo... no, no, no, ¿cómo crees? sí no mames, están cogiendo' y en automático apagas la tele y te vas a tu cuarto a dormir. Me tocó ver las series de Emmanuelle que yo pensaba que eran porno, jajajaja. Pero bueno, algo era algo. Aunque solo me limitaba a ver y tocarme pues no tenía idea de cómo masturbarme.

Creo que ya me colgué, en la próxima va mi primera puñeta, bendita puñeta, jajaja.

Ahí se ven perros.

lunes, abril 02, 2007

De Fiesta en el Distrito Federal

Bueno creo que ya estuvo muy colgado lo del relato del puente, además ya pasó mucho. Me faltó decirles que el sábado fuimos al Calavera y salimos bronqueados con el guapachoso DJ, y que el domingo fuimos a festejar el cumpleaños del Chichifito al Kingdom, estuvo chido.

Me gustó la tarde de hoy. Fue una tarde tranquila, con sol. Me gustó salir con la luz del día y está raro porque no hace mucho recuerdo que ansiaba el horario de invierno porque me gustaba salir de noche pero hoy se sintió diferente, llegué a la casa y sentí que tenía tiempo para hacer cosas, quizá por eso. Dice mi padre que ya me estoy haciendo viejo y quizá tenga razón, no del todo pero algo hay de eso. Todavía recuerdo los años en los ansiaba que llegara la semana santa para poder ir a la playa y al desmadre, mientras más gente mejor, mayores posibilidades, más mujeres, más alcohol, más fiesta. En cambio ahora ando buscando mi kilómetro de playa virgen para mí solito, jajaja, cosa imposible en fechas como éstas. La playa está infestada, tiene uno que andar buscando su metro cuadrado donde poner la toalla, te la pasas escuchando una banda al lado, otra atrás y al otro lado la grabadora con reggaetón a todo lo que da... no gracias. Lo peor es cuando te dan ganas de reventar el boli dentro de algún antro, no mames, duras como media tan sólo para llegar a la puerta del baño, sin contar la fila que se forma ahí mismo. Ir de un lugar a otro se convierte en martirio cuando para transitar 10 kilómetros te tardas 40 minutos, haces menos caminando la verdad. Entiendo perfectamente las razones que tiene la gente para irse a tirar al sol durante estos días, no lo objeto, pero hay mejores fechas y mejores tarifas también. Hace dos años me quedé en Guadalajara en estos días... la verdad no estuvo tan mal, descansé bastante, me sobro tiempo para hacer pendientes y la ciudad está muuuuuy tranquila. Lo único que no me gustó fue ver los bares vacíos, eso sí, pero fuera de eso me pareció una buena idea. Este año pintaba para lo mismo.

No hicimos el intento de irnos a Mazatlán porque teníamos pensado ir pero en Pascua toda la semana; el problema fue que a la Puchona no le autorizaron sus vacaciones porque según esto iban a estar preparando una presentación muy importante de unos brochures en su chamba. Al final lo que tenía que entregar lo entregó el viernes pasado pero en fin, ya no se pudo. Pero este fin de semana mientras estaba en la regadera (mi momento de mayor lucidez en el día) se me ocurrió que unos días en el DF no nos caerían nada mal. Hace ya un año que no vamos (desde Depeche) y estos días son, creo yo, los mejores días para visitar el defectuoso. El clima es agradable, ni mucho calor ni mucho frío, el tráfico es menos pesado, el aire es más limpio, hay menos chilangos (jejeje), hay promociones en hoteles y demás, y además hay muchas cosas qué hacer y qué ver. Tanto a la puchona como a mí nos gusta ir al DF porque siempre nos aventamos una que otra exposición, vamos a Museos, nos paseamos por el centro, Coyoacán, Teotihuacán, etc. Ya hicimos la reservación y pedimos permiso para faltar el miércoles, por allá van a andar el Chacal y la Doñis también, y quién sabe más pero sí va a haber banda por ahí. Vamos a ver la Güerita también, que es una muy buena amiga mía, bueno de los dos. Ya hace mucho que no la veo y ya la extraño, espero que ya se haya preparado con un guato para festejar, jajaja. Quedamos muy bien ubicados, ahí en Reforma e Insurgentes, para que no haya pedos y nos regresamos el Domingo. Ya se me está haciendo agua la boca con las quesadillas dietéticas del mercadito de Coyoacán, jejeje. Ya les contaré cómo nos fue.

Que descansen y se diviertan estos días, que para eso son.

Ahí se ven perros.
--------------------------------------------------
Nomás no he terminado de editar la pinche plantilla del blog, ya me metí y el html está distinto y ya me dio hueva moverle para averiguar qué pedo, pero bueno poco a poquito... y se nos va el año, jejeje.