jueves, marzo 31, 2011

el geek dentro de mí

La aceptación y asimilación es una parte importante del proceso de madurez dentro de la vida de cualquier persona. Conocerse y aceptarse ayuda en la definición de la persona que queremos ser. Para mí ha sido un proceso largo y tendido, más que para la mayoría creo yo. Siempre ha sido así, voy un poco como atrasado pienso yo.

Lo cierto es que a la distancia todo nos parece más claro.

La serie de Freaks and Geeks, recomendación del buen zónico (y cuya reseña no he leído), ha removido bastante en mis entrañas y me ha hecho meditar acerca de mi adolescencia. Sin lugar a dudas es una de mis series favoritas de todos los tiempos, y también creo que la más corta entre ellas. Es una lástima que solo haya durado 1 temporada, que en realidad fue 1 temporada de 12 episodios más 3 que añadieron ante las quejas más 3 finales que produjeron con otro canal. En total 18, muy pocos para una serie que tiene una calificación de 9.5 de 10 entre casi 20,000 usuarios de imdb, algo pocas veces visto. Y no es que yo valore mucho la opinión de los usuarios de imdb porque hay de todo y uno se puede ir con la finta, o porque uno se puede encontrar con opiniones diametralmente opuestas a la propia, sino porque repito: es algo pocas veces visto.

Es una verdadera joya, equiparable si me lo permiten a The Velvet Underground en series de televisión, banda famosa por la leyenda que asegura que mientras fracasaron comercialmente hablando, inspiró a otros músicos a formar su propia banda y posteriormente hacerse famosos.

Una serie de culto pues, para resumirlo en una frase.

Y es que he visto pocas series de televisión que reúnan todos los "ingredientes" como lo hace F&G. Es una serie que combina situaciones de humor, un humor inteligente yo diría, con otras de corte más dramático pero sin el tono estúpido y ventajista de la mayoría de las series adolescentes que termina por convertirlo en artificial y poco realista. Estoy seguro que casi cualquier persona se puede identificar con alguno de los personajes, ya sea principales o secundarios, pero todos están bien representados. Por lo menos así eran más o menos las cosas en mi prepa. Además el reparto es muy bueno, cuando la mayoría eran unos completos desconocidos, y otra cosa que ayuda es que casi todos los actores que salen en la serie tienen la misma edad que tienen sus personajes. Algunos saldrían de la serie para volverse actores reconocidos y famosos como James Franco, Seth Rogen, Jason Siegel, Busy Phillipps, John Francis Delay y Linda Cardellini.

Creo que lo más significativo para mí es cómo desmitifican a los clichés de freaks, geeks y un poco de los jocks y las porristas. Es decir, uno pensaba que x o y era muy cool cuando en realidad seguro que tenía los mismos problemas que los demás, o uno tenía una idea de que x o y persona era un completo cerote pero una vez que lo conociste resultó ser que tenían cosas en común, pero claro, a esa edad la escuela parecía una verdadera jungla porque era nuestro universo, y uno no veía más allá de sus narices, ni podía predecir el futuro aún cuando todas las generaciones parecen como destinadas a repetir el pasado. Nadie experimenta en cabeza ajena, y siendo un adolescente, lo más lógico era desconfiar de lo que lo que nos decían los adultos acerca de "como son las cosas".

Me parece que aunque los gringos tengan tribus o clichés (o como se llamen) que no tienen una traducción 100% equivalente, la situación es muy similar en casi cualquier parte del mundo. Existen tribus y hay personas que pertenecen a ellas lo quieran o no. Y unos dominan y otros son dominados.

Yo recuerdo que en la escuela uno podía encontrar a los preps, fresas o cremosos como dirían en mi rancho, que son como los populares ya sea porque son de niños bien, de lana o tienen un apellido rimbombante.

Aunque no todos los populares eran cremosos pues dentro de ese grupo uno podría meter a las morras guapas, a las porristas y a las estrellas de los equipos deportivos, en el caso de mi escuela los de básquet y en menor grado los de beis y fut, o lo que los gringos llaman los jocks.

En el otro extremo podíamos encontrar a los nerds y los geeks. Se puede debatir horas y horas sobre las características que unen y que separan a estos dos grupos, algunos los identifican como uno solo pero para mí no. Un nerd para mí era básicamente una rata/ratón de biblioteca, que se la pasaba estudiando con la única y monótona idea de sacar puros 10. Un geek por otro lado es un clavado en algún tema un poco "infantil" o considerado como una pérdida de tiempo para un adulto, como ejemplo podemos ver a los weyes traumados con los boy scouts, o los que jugaban calabozos y dragones, o los traumados con Star Trek, cuando lo considerado "normal" es que tus intereses ronden más sobre la fiesta, las personas del sexo opuesto, perder la virginidad y esas cosas triviales y banales.

Creo que yo, en el fondo, siempre fui un geek.

Cuando estaba en primaria no recuerdo que me haya costado nada de trabajo sacar buenas calificaciones, en mi boleta las notas fluctuaban entre el 9 y el 10. Me acuerdo que me gustaba mucho la sensación de ganar. Me refiero a que lo veía más como un juego, como un reto, y se sentía bien que me la pelara, no tenía nada que ver con aprender o saber, ni con quedar bien con mis papás, ni tampoco con competir con los demás, era simple y sencillamente las ganas de que me la pelaran, de poder sacar un 10, de poder memorizar, de poder contestar correctamente, como en un juego y a mí siempre me ha gustado ganar en los juegos.

Me gustaban los concursos de ortografía y de geografía. Gané varios. Era un ñoño.

Tengo muy presente el día que nos anunciaron que los mejores promedios del quinto grado serían candidatos a pertenecer a la escolta de la escuela. Eso sí llamó mi atención. La verdad no sé por qué, no existía una razón.

Era simplemente porque se veían cool con su uniforme, me gustaba. No sé, se escuchaba bien supongo. Ser de la escolta era una distinción, muy pendeja si me lo preguntan, pero una distinción al fin y al cabo.

El abanderado era el más cabrón, pues era el que tenía el honor de marchar con la bandera, luego estaba el comandante que es el que estaba al extremo derecho y es el que da las órdenes, fuera de esos dos los demás prácticamente ni hacían nada, 6 en total.

Pues total que decidí que yo quería estar en la escolta de la escuela. Quería estar entre la nata y crema, después de todo los de la escolta eran los que tenían más autoridad entre los de sexto.

Ser de sexto era como lo mejor que te podía pasar según yo. Todo radicaba en un peculiar poder sobre los demás: los de sexto podían reportar a quien estuviera haciendo algo indebido, eso automáticamente otorgaba una autoridad sobre los más pequeños y así se sentía. A la hora del recreo o durante los traslados en los camiones de la escuela a la casa los de sexto hacían la labor de poli y, en teoría, cuidaban de los más pequeños. Incluso los de sexto hacían guardias durante el recreo, se turnaban todos los días para "apostarse" en lugares estratégicos, libreta de notas en mano, para reportar a cualquiera que estuviera faltando al reglamento.

Esto finalmente derivaba en lo que ahora se conoce como "bullying", término tan de moda en estos días gracias al gordito australiano que, harto de tanto abuso, casi destripa a un mocoso levantándolo por sobre los hombros y estrellándolo contra el piso. La verdad es que siempre ha existido, y siempre hemos sabido de su existencia porque todos de alguna u otra forma lo hicimos, sufrimos o vimos como un tercero lo hacía durante nuestra estancia en la escuela.

Y es que a veces no entiendo por qué se horrorizan ahora con las imágenes y las historias, es como si los padres de familia sufrieran de amnesia colectiva y selectiva y parecieran olvidar que eso lo vivieron en carne propia; creen que sus hijos son inmunes a ello y ahora se escandalizan; lo que pasa es que antes no teníamos celulares para grabarlo y subirlo a youtube, ésa es la única diferencia.

Pero bueno, el pedo es que a mí no me latía ese pedo, ya lo había sufrido varias veces con algunos vecinos mayores o con los de sexto mismo y me cagaba las bolas la idea de un gandalla haciéndole la vida imposible a los demás, no es que yo sufriera mucho de eso, de hecho recuerdo unas 3 o 4 veces que me tocara en toda la primaria, que es nada comparado con otros que conocía, pero sí se me hacía muy injusto que sucediera, e injusto tener que andar con cuidado o tener que "cuadrarme" con los de sexto porque a la primer mamada te salían con un "¿quieres que te reporte?" y con eso ya automáticamente te convertías en su perra, así de sencillo.

Total que ya hacia finales del quinto año mandaron llamar a los 12 mejores promedios entre los creo que 4 salones de ese grado. Yo estaba en 5˚C. Y me llamaron.

La neta ya que nos juntaron, no recuerdo a todos, pero eran puro morro y morrita bien aplicados, de los que siempre van impecables a la escuela, que ni por error se despeinan, la mayoría algo cremosones, yo los conocía a todos pero ninguno era de mis amigos. Nos juntaron, nos explicaron de qué se trataba el asunto, cuáles eran las obligaciones y luego nos separaron en dos grupos y nos pusieron a practicar cómo marchar y los pasos que había que seguir, cómo girar, el paso redoblado, cuáles eran las órdenes, etc.

Ps no tengo idea ni de cómo lo hice, es decir, seguro mal o no sé, la neta no recuerdo, yo sentí que lo había hecho bien pero capaz que fue sólo en mi cabeza, sepa la chingada para qué les miento.

El pedo es que yo quedé en la escolta "sustituta" o de repuesto o como se diga, la que usan por si no está la otra, la buena, la "oficial" por así decirlo.

La mera verdad es que ya no me acuerdo si esto fue debido a cómo lo hicimos o si los de la escolta oficial eran los 6 promedios más altos y yo estaba en los del 6 al 12, me inclino más por lo segundo porque creo tener un vago recuerdo de ello. Lo que sí estoy seguro es que yo estaba entre los mejores 12, pero no entre los primeros 6, había weyes más nerdos y morras más macheteras que yo.

El abanderado era un wey como bien popular, reunía todos los ingredientes: carita, cremoso, peinado perfecto con gel, y jugador del equipo de básquet. El comandante también, de hecho ellos sí eran amigos, de su bolita de toda la vida.

Ya algunos se imaginarán que nunca, en todo el pinche año, los de la segunda escolta fuimos requeridos. Ni de chiste. Yo no sé si nadie se enfermó o qué pedo pero no recuerdo jamás haber desfilado con la escolta en los honores que se hacían los lunes ni en otra ocasión fuera de los ensayos. Dato curioso que lo hace más triste y patético todavía, pero cierto.

Creo que esa fue una decepción grande para mí, debo decirlo.

Por muy estúpido y cursi que se escuche creo que ese hecho cambió algo en mí. Sentí que ser un pinche matado no pagaba bien, no lo compensaba. Además al final seguías siendo un geek. Y lo peor de todo: carne de cañón para los pinches bullies. No gracias.

A partir de ahí decidí, como Lindsay de Freaks and Geeks, que ya no iba a ser más un pinche geek, o nerd, aunque nunca me consideré un nerd realmente.

Necesitaba un cambio y eso se llamaba Secundaria.

No más corbatas, no más escudo de la escuela en el hombro, no más peinados engomados con gallo atrás levantado, no más morral de primaria ni mochilotas más grandes y pesadas que uno, no más recreo, ahora se llamaba "receso". Pero sobre todo la oportunidad de conocer gente nueva, aún cuando yo no cambiaba de escuela mucha gente sí lo hacía y la mayoría serían de otras escuelas.

Comenzar de cero.

Nunca tuve muchas aptitudes para socializar ni interactuar con personas desconocidas. Y creo que nunca terminé de aprender, pero poco a poco fui pasando de ser un geek a ser un freak sin interés alguno por la escuela ni las calificaciones, todo está en las amistades supongo. Yo seguía siendo un geek y seguro muchos me veían así, pero las cosas comenzaron a cambiar cuando me agarré mi propio geek y le hice la vida de cuadritos, así que hacia el final de la secundaria, empujado más que nada por mi resistencia a convertirme en la torta (ése era el término que utilizábamos, "agarrar a alguien de torta", "ése wey es una torta") de otro pinche bully, me convertí yo mismo en el bully de otro cabrón. No me enorgullece decirlo, ni recuerdo con agrado las cosas que llegué a hacerle a otra persona que no tenía la culpa de nada, no debí hacerlo.

Pero eso ya es harina de otro costal. Me gusta para otro post.

Eso sí, mi vida como bully duró muy poco tiempo. No era lo mío. Tampoco lo de ser freak. O un verdadero freak.

Porque yo, en el fondo, siempre he sido un geek.

Ahí se ven, perros.