lunes, agosto 31, 2009

Ch-ch-ch-ch-changes, Just gonna have to be a different man... Pt. 2

Qué pepsi cachorros.

Como lo dije en el anterior post, los cambios están de a peso este año. Yo diría que hasta ahora los cambios han sido positivos aunque no sea fácil lograrlos, los más difíciles obviamente son los internos porque nunca me he considerado una persona con un gran poder de voluntad; aunque mi madre luego matiza con que soy una persona disciplinada yo no estoy tan seguro, siento que me cuesta trabajo la disciplina no obstante este año ha sido mi amiga.

La primera semana del año estuve meditanto mi situación y resolví que tenía demasiado tiempo libre, ergo demasiada tentación para dejarme abrazar por el ocio. El ocio es algo que me gusta, que atesoro no lo negaré, pero recordé sobretodo una etapa en la que me quedé sin chamba unos meses y en donde toda mi vida de pronto se volvió de cabeza; poco a poco y sin darme cuenta la noche se me hizo día y el día noche, no tenía ganas de levantarme de la cama pues me sentía deprimido, sentía que no tenía ninguna razón válida para estar fuera de la cama y entonces me quedaba ahí como hasta las 5 de la tarde cuando el hambre ya era muy cabrona y eso era lo que me hacía levantarme. Luego de comer cualquier mamada me sentía un poco culpable de estar con ropa de dormir así que me metía a bañar y me cambiaba para encontrarme con nada qué hacer, entonces me forjaba un gallo para que el tiempo se me pasara en la pendeja hasta que llegara el prime time en la televisión y pudiera abstraerme de mi triste y patética situación; como me levantaba hasta en la tarde no me daba sueño durante la noche, entonces me metía a juegos de yahoo (me pregunto si todavía existirán) y me la pasaba horas y horas jugando literati, damas, ajedrez o alguna mamada de ésas hasta que pasaran la pantera rosa en el cartoon network, por ahí de las 4 am. y luego me dormía. y eso hacía toooodos los días.

Aparte de ese episodio he tenido quizás un par más de episodios depresivos en los que no considero que exista nada que valga la pena levantarme de mi cama, y aún cuando han sido cortos, el vago recuerdo de mis pequeños infiernos personales ha tenido tal impacto en mí que por nada del mundo quisiera revivirlos, así que resolví que tenía que buscar una forma de evitarlos, esta vez no me sucederá. La puchona no se merece eso. Yo no lo merezco.

Resolví que lo mejor para mí era hacer ejercicio por las mañanas, tener una razón para levantarme temprano, comenzar bien mi día, ésa es la clave para mí, dejar de autocomplacerme todo el tiempo.

A lo mejor ustedes pensarán que lo anterior no tiene nada de extraordinario. Let me give you some perspective.

Cuando pequeño siempre fui uno de esos niños enclenques y flacuchos. Nunca fui bueno para los deportes básicamente, nunca tuve mucha elasticidad en mi cuerpo pues era de piernas largas y brazos cortos. Para acabarla de chingar soy zurdo para todo excepto para los deportes nunca entendí por qué, si fue algo forzado o natural, pero el chiste es que yo le echo la culpa a eso por mi torpeza física.

En resumen era malísimo para los deportes en conjunto pero mostré cierto entusiasmo por el atletismo pues como que era bueno para el salto de longitud y para las carreras de velocidad, no tanto para las de resistencia.

El problema fue que cuando tenía quizá unos 8 o 9 años me enfermé de bronquitis asmática que me tumbó unas semanas y me dejó una severa sequela: a partir de entonces sufriría ataques de asma que no avisaban ni parecían deberse a nada en específico; eso sí, hacer ejercicio requería de mí un esfuerzo demasiado alto y en cualquier momento sentía cómo me faltaba el aire y se me cerraban los bronquios; más de alguna vez mis padres tuvieron que llevarme de urgencia a los hospitales durante la madrugada porque no podía respirar durante los ataques de asma. Las flemas se convirtieron en algo cotidiano para mí, y recuerdo un par o más de ocasiones en los que me tenían que conectar a una especie de aspiradora de flemas que tenía el doctor en su consultorio para despejarme las vías respiratorias.

Recuerdo también el día en que el doctor me entregó un pequeño artefacto con una especie de tanquecito de gas con un aplicador, me explicó que era un nuevo producto para los asmáticos, no estaba a la venta en México por lo que tenía que cuidarlo como mi vida, y sobre todo no usarlo con mucha frecuencia porque creaba tolerancia, así que básicamente era para emergencias, si veía que me estaba ahogando podía hacer 1 o 2 disparos no más. El dichoso aparato resultó ser algo llamado ventolín, yo recuerdo haberlo visto en la película de los goonies porque el protagonista era asmático también, ahora es un producto muy común y frecuentemente lo veo por ahí en la calle pero en aquellos tiempos era algo muy raro, parecía uno un yonqui con su dosis de coca personal, jajaja. También me hizo una advertencia: me dijo que si para los 12 años no se me quitaba el asma era muy probable que coexistiera con mi problema para el resto de mi vida y me considerarían un asmático crónico, recuerdo ese término porque fue algo como muy fuerte yo ni sabía que quería decir pero sonaba muy feo.

Durante todo ese tiempo yo no podía hacer ejercicio porque nada más me agitaba y todo el mundo se ponía nervioso esperando cuándo iba a ser mi próximo ataque de asma, así que me volví un completo y feliz huevón falto de todo remordimiento. La última vez que tuve un ataque de asma fue a la tierna edad de 14 años en unas vacaciones de verano que pasé en San Luis Soyatlán, en la ribera del lago de Chapala, estando yo con mi primo Mauro y sus amigos porque ese día estuvo lloviendo y se sentía muy húmedo y helado durante la noche. Cabe destacar que ese verano comencé a fumar, aunque fumar de a mentiritas porque ni siquiera sabía qué era darle el golpe, solo aspiraba el humo y me hacía pendejo con él en la boca para después soltarlo sin haberlo pasado por mis pulmones, además me fumaba como un cigarro cada 7 días, jajajaja qué tiempos aquéllos. En fin, el doctor me la peló y nunca más he vuelto a sufrir de asma, no sé por qué ni entiendo qué cambio en mí, el chiste es que el asma ya nunca más fue un problema. Eso sí, la huevonez no se me quitó nunca ni la aversión por los deportes y el ejercicio.

Durante la secundaria y la prepa hice el mínimo de ejercicio requerido, que eran 3 horas 1 vez por semana en la clase de educación física, no más. Está de más aclarar que nunca destaqué en ninguna actividad física. Llegando a la universidad me encontré que el ejercicio ni siquiera era una materia, si acaso y sobretodo en mi universidad, era considerado como algo opcional que quitaba el tiempo y podía ocasionar una disminución en el rendimiento escolar por lo que puedo afirmar sin temor a equivocarme que desde que llegué a Guadalajara, es decir desde hace 14 años, no había hecho ninguna actividad física.

De ese tamaño era mi huevonez.

Otra razón para comenzar a hacerlo fue el hecho de reconocerme como pinche flaco panzón de mierda.

Como dije anteriormente, yo de pequeño fui un niño flaco y enclenque, con bracitos de popote, larguirucho y zancón. Durante la secundaria usaba yo pantalones de cintura 27 o 28. Para cuando salí de la prepa y me vine a Guadalajara, como había crecido y embarnecido un poco, usaba yo pantalones cintura 30.

Pero bueno, el cambio drástico que sufrieron mis hábitos alimenticios calaron hondo en mi pequeño y hermoso cuerpecito. Para empezar mis padres son bastante sanos diría yo, nos enseñaron a comer mucha verdura, mucha fruta, harinas integrales, poco refresco, poca azúcar, aunque nada del otro mundo digo tampoco es que fueran así como muy radicales, digamos que mi lema es comida es comida, y existen pocas cosas que yo nunca comería, hasta lo que no me gusta termino comiéndomelo si no tengo otra opción. El problema es que cuando me soltaron aquí en Guadalajara yo me destrampé, literalmente. Pasé de comer todas esas cosas sanas y saludables hechas en casita a atascarme de tortas ahogadas, tacos, tortas, quesadillas, desayunaba y cenaba fuera diario.

Agréguenle que los hábitos alimenticios aquí son muy diferentes a los de mi natal Sinaloa, aquí se come pura carne de puerco, todos los guisos son con salsas de chiles sin mucha verdura, comida muy grasosa, mucha fritanga, mucho pan, tacos de carne frita y esas cosas mientras que allá estaba más acostumbrado a la carne de res, a las verduras, mucho pescado y marisco, puros tacos de carne asada, etc. No estoy echándole la culpa a las ciudades, la neta el que la cagó fui yo, yo decidí cambiar mi alimentación, no pude resistir todas las cosas ricas y grasosas que había en la calle, jajajaja.

El chiste es que entré a la universidad pesando unos 72 kilos y siendo 30 de cintura; para cuando me gradué pesaba 84 kilos y usaba cintura 36. Aclaro que mido 1.78 mts. Y mis bracitos de popote? igualitos, esos siguen sin cambio, es obvio que todo estaba en la panza, en los cachetes y en la papada que me cargaba. Eso fue hace 9 años ya.

¿Qué ha pasado desde entonces? bueno cuando salí de la universidad me llegué a sentir mal conmigo mismo, el colmo fue cuando me di cuenta que ya hasta me ubicaban como el gordito, si alguien hubiera preguntando "¿y cómo es el wey?" bien podrían haber dicho: "es uno gordito" y ahí si dije nel, ya estuvo bueno pinche panzón bueno para nada.

Lo primero que pasó es que terminé con mi novia de toda la vida, con la que anduve desde tercero de prepa hasta 2 meses después de graduarme y eso fue un gran parote porque como ella era una varita de nardo siempre quería cenar fuera (llámese tacos, cenadurías, etc) sin ningún remordimiento y claro mientras ella cómodamente se comía sus 2 taquitos de bistéc yo me empacaba unos 12 tacos de carne al pastor, chorizo, tripa y demás chingaderas. Lo segundo que pasó es que regresé a comer y cenar en casa, de hecho dejé de cenar un tiempo pero no crean que me maté de hambre, simplemente comencé a cenar fruta, o yogur, o licuados de fruta con mucha fibra, mega licuados de esos de 1 litro que te los terminas y estás tan empanzado que ni aunque te pongan los tacos enfrente te los chingas.

Lo del desayuno fuera no me lo pude quitar, pero si lo cambié por otras cosas, en vez de chingarme unos tacos al vapor de chicharrón, o una torta de carnitas ahogada, o un plato de birria, o unos tacos de barbacoa, comencé a comprar mis pinches galletitas de avena con un conocido yogur sabor ciruela pasa con lactobacilos (porque el que obra bien, bien le va jajaja), una rica manzanita, cereal con leche, ese tipo de chingaderas, tooooodos los días, excepto los viernes, como los viernes eran viernes social estaba permitido cualquier cosa grasosa de las anteriomente mencionadas.

Con esa formulita logré bajar y estacionarme en los 74 kilos y 32 de cintura, mismos que había conservado hasta este año. En realidad, en mi época de verdadero desmadre, de llegar en vivo a la oficina, de comenzar los martes con reunión en casa del chichifo, y de salir miércoles, viernes y sábados, llegué a pesar hasta 69 kilos, aunque nunca bajé de la talla 32 que yo recuerde, pero bueno ya ven los rebotes y demás, yo diría que me estacioné en los 74.

El problema es que en estos 3 primeros años que llevamos viviendo juntos la puchona y su servilleta la cuestión hogareña hace su mella y sobretodo durante el 2008 como que comenzó realmente nuestro cambio en cuanto a salir menos, pasar más tiempo en casa, llevar una vida de ésas de las que nos reíamos antes cuando etiquetábamos a alguien de "adulto contemporáneo" (como me caga ese término no mames), de que ahora las invitaciones son a cenar y no a salir a pistear y ese tipo de mamadas, pues también me había sentido como que la panza estaba creciendo demasiado. Ya la cintura 32 era como que justita justita, comenzaba a coquetear con la 34 sin querer queriendo, incluso algunos pantalones de esos de los llamados "de vestir" los compré en 34 "para que no me apretaran tanto" y no querer desabrochármelos después de comer como cualquier pinche vil señor panzón, acá estilo Al Bundy de Married with Children, con su palillito en la boca y su mano fajada entre el pantalón y los calzones, jajajaja.

Así que esa semanita de enero me prometí a mi mismo que iba a hacer algo para remediar toda esta situación, yo la verdad es que nunca he sido de dietas, me super mega hiper cagan las dietas, a mí me gusta comer lo que a mí se me antoja mi chingada gana sin ningún tipo de remordimientos, además se me hace bien estúpido eso de comer cosas que no te gusten: si haces dieta con el firme objetivo de bajar de peso una vez que lo logres no tendrás ninguna motivación para seguir la dieta, por lo tanto la vas a romper cuando te sientas delgado y regresarás a tus malditos hábitos dañinos que te harán subir de peso nuevamente y a sentirte mal contigo mismo una y otra vez, es estúpido.

En vez de ello me fijé otro tipo de meta, ¿qué tal si hago ejercicio para sentirme mejor?, es decir, solo por el puro placer de mejorar mi pinche patética e inútil vida, ¿qué tal si mi objetivo es llevar una vida más sana para poder llegar a viejo? y fue entonces cuando se me ocurrió que así y sólo así los beneficios serán una consecuencia y no una meta. Me prometí a mi mismo intentar que me gustara hacer ejercicio, por el puro gusto de hacerlo, sin que se convirtiera en un puto martirio, en la carga del día, en la parte de hueva de mi existencia, por lo menos tendría que intentarlo, no perdía nada la verdad.

Dicho lo anterior, y tomando en cuenta lo que les platiqué al principio de este post, no me llevó mucho tiempo concluir que lo mejor para mí era hacer ejercicio a primera hora del día, antes que cualquier cosa. Fue entonces cuando Ipod en mano me decidí levantarme temprano todos los días, enfundarme esa ropa deportiva que sólo utilizaba para salir en la noche, comprar unos tenis para correr, y recorrer los 3 pinches parques que tengo a 1 cuadra de mi casa.

No voy a decir que fue algo fácil la verdad, pero tomando en cuenta que tenía una condición física deplorable y que a mí el correr se me hacía una actividad muuuuuuy aburrida, los resultados llegaron relativamente rápido.

En un inicio comencé caminando 30 minutos, no importaba la distancia ni nada, sólo cronometraba 30 minutos y listo, en cuanto sonaba la alarma me retachaba para mi casa. Confieso que en un par de ocasiones llegué a revisar desesperadamente el reloj porque ya estaba harto y quería que se me pasara rápido el tiempo, pero también debo aceptar que 30 minutos de mi día no es absolutamente nada cansado y se pasan en chinga, y con eso es más que suficiente para lograr un cambio real en uno mismo.

Luego me sucedió otra cosa, me di cuenta que el celular de la puchona tenía una aplicación para contar los pasos y eso se me hizo chido. Así que comencé a llevármelo en mis días de caminata. No sólo cuenta los pasos sino que mide la distancia recorrida, la velocidad promedio, la máxima, la mínima, las kilocalorías quemadas de acuerdo al sexo, peso y estatura (que en realidad a mí eso me viene valiendo madres porque ni entiendo si 1 kcal es mucho o poco o qué pedo, I'm not a freaking weight watcher dude...), cuánto caminas, cuánto corres, etc, etc, etc.

Yo no tenía ni puta idea de cuánto era lo que recorría... suponía que unos 2.5 kms o 3 o algo así... pues la grata sorpresa fue darme cuenta que me aventaba diario en promedio 5 kms. digo yo sé que tampoco es como "úta madre este wey está para maratón" pero a ver, pongamos perspectiva de por medio, estamos hablando de un cabrón pacheco que fuma como chacuaco y que tenía 14!!! años sin mover un puto dedo. Y lo mejor es que lo hice sin proponérmelo, con pequeños pasitos que sumados unos contra otros hacen una gran pinche diferencia.

Luego, como si no fuera suficiente, todo se convirtió en un pinche jueguito porque la aplicación del cel de la puchona también es como un juego que te dice cómo vas día a día, te muestra gráficas, avances, te da medallas cuando te vas superando, te da premios quesque por ser un trotamundos, quesque por tu constancia, quesque por llegar los pinchemil kilómetros y además tienes como 5 niveles de bronce, plata, platino, oro y no sé qué mamadas entonces ya la cosa se convierte como en un reto personal, se pone competitivo el asunto como cuando estás jugando un videojuego y quieres chingarte tu propio récord; así fue como comencé a motivarme cada día más para sustituir la caminada por la corrida, pero lo más importante de todo fue que comencé realmente a disfrutarlo, a ansiar que llegara el día de mañana para poder superar lo hecho el día de hoy, así de simple. En pocas palabras: a clavarme en este pedo.

Comencé a correr con small steps, corro alrededor de los parques, así que comencé a avanzar un lado por semana, no es mamada, al principio correr una sola cuadra era un martirio hasta que me acostumbré a ello, luego a la siguiente semana corrí otra cuadra y me di cuenta que realmente no era tanta diferencia, es decir, si podía correr una cuadra ¿por qué no 1 más? y así me fui yendo hasta que al día de hoy corro 3 vueltas y media o lo que es lo mismo poco más de 1.5 kms. sin parar. Eso lo hago 4 veces porque son 3 parques pero en el último lo hago al principio y al final.

Hoy, después de 8 meses de correr del lunes a sábado, me doy cuenta que ahora corro 8.5 kms diarios en unos 40-45 min. ¿nada mal no? ya lo del tiempo me vale pito la verdad, me tardo lo que me tengo que tardar y punto; y lo del celular de la puchona ya lo superé también, ya no lo necesito, no me importa mucho realmente qué distancia ni cuántas calorías ni nada de eso, corro por el puro gusto de correr, por escuchar música mientras lo hago, por meditar un poco mientras corro, por pensar y sacar conclusiones de chingaderas que se me ocurren mientras lo hago, por dedicarme un puto tiempo a mí mismo, para conocerme un poco más cada día. Eso es todo.

No sé cuánto peso al día de hoy, tampoco me interesa mucho, lo único que sé es que mis pantalones 32 ya me están quedando grandes, que mucha gente me dice que me veo muy delgado, y que me siento muy bien conmigo mismo porque me levanto temprano diario cuando podría quedarme tumbado en la cama todo el puto día si quisiera, y porque me hace sentirme bien el resto del día, con energía y de muy buen humor para enfrentar los putazos que estamos recibiendo la puchona y yo todos los días en esta pinche aventura de independizarnos.

Y pienso seguir mejorando todas las semanas ¿hasta cuándo? no lo sé, no tengo ninguna meta fija ni objetivo claro, lo único que sé es que me gustaría algún día entrar a una carrera y no hacer el pinche ridículo, es decir, terminarla corriendo, con eso es más que suficiente para mi ego.

Para terminar aquí les dejo un videíto muuuuuy aburrido, sin chiste, como prueba fehaciente de mis actividades matutinas, es el tercer parque al que voy, una vez que he terminado de correr, lo que hago es recorrerlo por dentro dando vueltas como pendejo para aflojar los músculos, me gusta este parquecito porque en primera, es en honor a Rembrandt, y en segunda porque me da una sensación como de pequeño bosquecito, aún cuando los otros dos parques están mejor cuidados, con jardines y plantas bien acá, siento que son más artificialones que éste, que está como más desordenado, con árboles que tupen el cielo, como un verdadero bosque. Si no lo ven tampoco se pierden de nada.



Siguen los cambios en una tercera entrega que escribiré en breve.

Ahí se ven, perros.

miércoles, agosto 26, 2009

Ch-ch-ch-ch-changes, Just gonna have to be a different man... Pt. 1

Quihuboles esos, el Perro's back to town.

La neta es que he estado bastante cómodo huevoneando allá en el mundo real pero extraño mi blog para qué negarlo. Tampoco es como si tuviera un chingo de ideas agolpándose en mi cabeza queriendo salir, como que siento que se me fue la inspiración bien gacho... creo que lo más probable es que se deba a todos estos cambios que estoy experimentando, ya ni me reconozco me cae.

Este año ha resultado para mí un año de cambios, renovación, renacimiento, descubrimientos. Bueno tampoco es para tanto pero es que estoy en una de esas etapas en las que me la he pasado preguntándome a mí mismo ¿qué es lo que me define?

Para empezar está el pedo de la chamba, como saben, este año nos independizamos... me gustaría decir que nos ha ido poca madre pero la realidad es que esto está cabrón. Al principio todo iba muy bien con buenas perspectivas y toda la cosa pero desde el pedo de la influenza... no mamar, todo se fue al carajo. Nadie parece estar dispuesto a invertir en comunicación ni diseño, siempre te dicen lo mismo, que la situación está de la fregada y que no hay dinero y que la economía está muy mal, pues claro! si no invierten ¿cómo esperan que la economía se recupere? ¿están esperando que papá gobierno nos regale dinero? ¿que inyecte recursos? si apenas la semana pasada nuestro gran sabio señor presidente nos viene con la grandiosa idea de que el camino al éxito es el recorte de presupuesto ¿? o sea, ¿cómo cómo?

Otra gran decepción, o quizás no decepción sino un big awakening para mí es que muchas veces la experiencia y/o el talento son cualidades no prioritarias a la hora de hacer negocios, como todo en la vida se trata de las relaciones, del compadrazgo, de a quién conoces, si no conoces a la persona indicada estás OUT. Y la persona indica es la que toma las decisiones... y la persona que toma las decisiones, por lo menos aquí en gdl, no es la persona encargada, en este caso de mercadotecnia, ni de comunicación, ni de publicidad, sino el dueño, así de fácil.

Siempre te mandan con el de mercadotecnia pero resulta que despúes de hacer la chamba de conseguir los datos, realizar la hazaña de conseguir una cita, ir, presentar tus servicios y enseñarle tu portafolio de trabajo, te aclaran que todo está muy bonito pero lamentablemente no es su decisión, la decisión es el de su jefe o del dueño o algo parecido y ¿qué crees? esa persona está demasiado ocupada para recibirte o platicar contigo, para eso tiene al chalán que tienes enfrente de ti, el portero que recibe la información para que el señorito de arriba no sea molestado, y casualmente, el señorito de arriba tiene un amigo que se dedica a lo mismo que tú vienes a ofrecer, así que ni te hagas ilusiones, estás OUT.

Iluso yo, que la verdad es que nunca me he dedicado a construir ni cultivar relaciones de trabajo, o de conveniencia como les decía yo, siempre pensé que lo mejor era hacer tu chamba lo mejor posible y los resultados caerían por sí solos, ahora me doy cuenta que el dinero llama al dinero, y que las probabilidades de hacerlo no tienen nada que ver con la capacidad de hacer las cosas bien sino más bien con la capacidad de relacionarte y la astucia para caerle bien al señor de los dineros. Triste pero cierto.

Ahora bien, no estoy diciendo que las personas a las que les va bien no sean talentosas, simplemente estoy diciendo que eso no es suficiente.

Después de varios meses intentando conseguir clientes para lo que la puchona y yo nos dedicamos, ahora nos hemos decidido a emprender otro tipo de negocio, claro sin dejar de lado el rollo de la comunicación y el diseño, pero en un giro un tanto diferente.

Resulta que ya ven que con pedo de la influenza uno casi casi no podía ni salir a la calle, se suspendió prácticamente todo, los cines, los bares, las clases, y muchas actividades al aire libre, por lo que teníamos (de por sí) bastante tiempo de ocio, así que por fin nos decidimos a arreglar nuestro pequeño nido de amor (de hecho creo que ya lo había comentado).

Todo comenzó con la pintura, la puchona ya tenía en mente qué colores quería en cada área, pero a mí como que se me hacía un poco aburrido nada más pintar la pared y ya, después de todo ella es diseñadora (gráfica, pero al fin y al cabo diseñadora) así que le propuse que compráramos varios tonos de un color y que pintáramos cuadros un poco al azar, parecido al efecto que se logra con los mosaicos en una alberca. El pedo es que a la hora de planear cómo lo haríamos resultó evidente que iba a ser una verdadera chinga porque teníamos que encintar cada cuadrado, quitar la cinta y encintar los cuadrados que faltaban, y vimos que lo teníamos que hacer como en 6 pasos por lo que todo se volvió muy complicado. Fue entonces cuando ella se le ocurrió que si en vez de cuadros pintábamos franjas verticales del piso a la pared podíamos lograr un efecto parecido y muy chido. Se aventó un diseño en la compu para de ahí basarnos y sobretodo para checar cómo ibamos a combinar los tonos, y listo.

Comenzamos por las paredes blancas que también fue una chinguita porque teníamos que mover todos los muebles, lavar y limpiar las ventanas, encintar las orillas y poner plástico por todos lados para apenas estar listos para pintar. Una vez que el blanco ostión estuvo listo con varias manos entonces nos lanzamos por las de color. La neta nos encantó cómo quedaron las paredes, pero sí fue una soberana putiza. Para empezar los putos masking tapes que venden no sirven para pintura, los comenzamos a usar y la hora de quitarlos se venía con todo y pintura así que investigando por internet vimos que las masking azules eran especiales para pintura, pero luego comprobamos que todas son una mamada excepto las de 3M, que son las más caras pero valen la pena porque tienen mucho menos adhesivo que las demás.

El siguiente paso fueron las lámparas, ya estábamos hartos de tener los putos focos pelones por todos lados. Tenemos un amigo que se dedica a eso, pero no es que tenga una tienda ni nada, más bien él se dedica a hacer instalaciones eléctricas pero trabaja para constructoras, que son chambas más grandes, pero bueno, el pedo es que teníamos que ubicar las lámparas que nos gustaran para que él las consiguiera con distribuidores y pudiera instalarlas. Luego la bronca fue que las que nos gustaban no las vendían aquí en México, así que fue frustración tras frustración, y las que nos gustaban estaban carísimas. Lo que terminamos haciendo fue armar nuestras propias lámparas, nuestro chompa nos consiguió las bases y con partes de una y partes de otras las armamos a nuestro gusto y tan tan.

Además sacamos todos los cuadros que teníamos guadardados entre pinturas, pósters, litografías y grabados que desde hace años habíamos dicho que íbamos a poner y por fin mandamos enmarcar todo, que neta que se te va una lana cuando le sumas y le sumas, nos hicieron un buen descuento por el volumen hasta eso pero aún así no pensé que nos fueramos a gastar tanto la verdad, pero bueno, ya por fin estaban en las paredes.

Y por último mientras estábamos buscando lámparas, vimos en una tienda una idea que nos latió mucho: meter viniles decorativos en las paredes. Digo, si nos dedicamos al diseño pues por lo menos hay que presumirlo ¿no? y mientras veíamos catálogos y checabamos los diseños y los colores se que me ocurrió que eso fácilmente podíamos hacerlo nosotros mismos. Cuando salimos de la tienda con un presupuesto le comenté a la puchona, ella podía diseñarlos y yo conocía proveedores que podría aventarse la chamba, después de todo el vinyl existe de hace como un siglo, ni que fuera nada nuevo. La puchona se puso a diseñar y lo mandamos cotizar, no mames, nos salió en la mitad de lo que fácilmente nos habríamos gastado en la tienda donde los vimos.

Y bueno, después del éxito rotundo que han tenido los viniles con todas las personas que han venido a visitarnos (¿dónde los compraron? ¿dónde puedo conseguirlos? bla, bla, bla) no necesitamos ser genios para darnos cuenta que a lo mejor puede ser una buena idea meternos al biznes este. Por supuesto que ya existe competencia, pero no sé, siento que no está muy explotado, y que todavía no se ve demasiado, aunque bueno, yo digo que no tarda en venirse el pedo porque por lo que hemos investigado en Europa está muy de moda decorar las paredes con viniles porque te levanta bien cabrón la pared y es algo muy sencillo y no tan caro. Se ve como muy pro y lo único que tienes que hacer es pegarlo donde tú gustes mientras sea una superficie lista, ni siquiera tienes que meter gente a tu casa para instalarlo es bastante sencillo para todos.

Y bueno, en eso estamos, trabajando en la marca, los diseños y cotizando con proveedores, aquí les paso unas fotillos de como quedó el depaluche. (no salieron muy bien pero bueno algo es algo).









Y bueno, para no perder la costumbre, luego le sigo porque todavía hay muchos otros cambios por contar.

Ahí se ven, perros.