Por lo pronto quiero compartir con ustedes algo que escribí hace poco. Se trata de un cuento que salió publicado sin pena ni gloria en No le cuentes a mi Padre. No suelo escribir ficción en esta cochinada de blog pero siento que vale la pena compartirlo.
Así que ahí les va. Si quieren escuchar la canción mientras lo leen hagan click en cada vínculo.
Ahí se ven, perros.
--------------------------------------------------------------------------------
Shine on.
New Order - Ceremony
Siente el agua bajo sus pies. Toma la toalla humedecida por el vapor de la bañera. Los hilos de agua surcan la piel en dirección al piso. Se retuercen en rombos por todo el cuerpo, recorren toda la espalda y el goteo se pierde entre el valle de las nalgas. Da un paso hacia el tapete verde olivo de bolitas que absorbe las gotas y masajea sus plantas por un instante. La puerta se cierra de golpe mientras el volumen de la música queda en un segundo plano, cada vez más lejos. La falda de manta se atora entre las gotas restantes y lucha por adherirse a la piel mientras ella la empuja hacia abajo. Se ciñe el corpiño de siempre que usa para dormir. La tela trasluce la piel mojada y se adhiere. Apresura el paso ante la insistencia del timbre de la calle. El mosaico frío se torna resbaladizo ante sus aún mojadas plantas. Los pezones erectos se transparentan debajo de la blusa mojada que se ciñe a los senos, el escote abierto los exhibe descaradamente. Observa a Marifer por la mirilla de la puerta con una actitud nerviosa y un poco desesperada. –Abre ya, por favor –. Le dice Marifer al escuchar sus pasos sobre el marco de la puerta– ¿Qué pasa? ¿Por qué vienes así? –. Le contesta después de abrirle para dejarla pasar –Es mi papá. Está muy mal.
Se prepara para la ducha. Cierra el libro mientras baja la cadena del excusado. Lo deja sobre la repisa de caoba hinchada por los vapores de la ducha. Elogio de la Madrastra, Mario Vargas Llosa, Tusquets 1988. Su nombre es Mariana. En las bocinas, junto al ipod, se escuchan los acordes de Ceremony de New Order a cover de Joy Division. Canción que la pone siempre de buen humor, como anticipando un día feliz, un día esperanzador. Oh, I’ll break them down, no mercy shown. Heaven knows, it’s got to be this time. Watching her, these things she said. The times she cried. Too frail to wake this time. Es el primer sencillo que sacó New Order meses después de que su exlíder se suicidara colgándose en su casa. New Order tomó la grabación de mala calidad que tenían con Ian en los vocales e hicieron su propia versión con la voz de Sumner al micrófono. Se despoja lentamente las ropas como en un ritual cotidiano. Primero la blusa, con el cuello estirado que deja asomados sus hombros, de algodón blanco que muestra en serigrafía la célebre portada de London Calling de The Clash. La deja caer sobre el cesto de la ropa sucia. Luego los pantalones de mezclilla ya enredados entre las piernas. Entubados. Rasgados intencionalmente. Después el sostén, blanco, cálido sobre los pantalones. Por último caen, al paso de sus muslos gruesos y hacia los tobillos, los calzones pequeños enrollados sobre sí mismos al jalarlos hacia abajo, dejados sobre el piso como malacostumbra normalmente.
Joy Division - Love Will Tear Us Apart
Gira la llave del agua caliente mientras ésta cae a la cañería volviendo sobre sí misma. Coloca el tapón de la bañera y comienza a llenarse. El rasguido de la guitarra de Love Will Tear Us Apart de Joy Division hace aparición en el playlist. Ella imagina la escena de la película de Control donde Debbie le reclama a Ian que pareciera que no la ama cuando le confiesa que él estaría de acuerdo en que ella tuviera relaciones con otros hombres. Ian le contesta que no cree amarla. When the routine bites hard. And ambitions are low. And the resentment rides high. But emotions won’t grow. And we’re changing our ways. Taking different roads. Then love, love will tear us apart again. A ella le parece irónico. La canción le despierta un sentimiento de melancolía mezclada con nostalgia ochentera. La historia de un amor agonizante. Un presagio del accidente que viene a 100 kms. por hora y que inevitablemente ves venir. Y sabes lo que sigue. Quizá ella sea una versión propia de Annik Honore. En todo caso ella se permite fantasear con sus sentimientos.
Pink Floyd - Shine On You Crazy Diamond (pts. I-V)
El ambiente se torna pesado conforme la habitación se llena de vapor. A veces le gusta hacerse estos regalos. Prolongarse en la ducha. Ritual de fines de semana para recuperar las energías perdidas en las fiestas que terminan cuando las rutas locales de camiones ya comienzan a operar. Y es un ritual consciente. Velas e inciensos aromáticos con trazas de vainilla y flor de loto. Enciende un gallo y le da unas caladas. Una sensación cálida comienza a recorrerle todo el cuerpo. Pequeñas olas que rebasan el borde la bañera cuando deja caer su cuerpo en el agua. Bajo el lavado, al lado de la taza los chorros de agua forman un pequeño charco. El agua caliente abraza su piel y ella se relaja. Los hilos de agua recorren su cuerpo y siente un cosquilleo. Saca el brazo por encima de la bañera y recoge la copa de vino sobre el piso para darle un sorbo. Entonces suena Shine on You Crazy Diamond de Pink Floyd. La música comienza como con esas imágenes del cosmos. Una trompeta irrumpe el vacío sonoro con las cuerdas al fondo en tono dramático, sus lastimeros aullidos remiten un dejo de nostalgia. El requinto inconfundible de David Gilmour se deja sonar como un aviso inequívoco de que algo grande está por llegar. La espera prolongada en la quietud del sonido. Pau pau pau pauuuu. La lira. Y repite. Una y otra vez. Pau pau pau paaaaa tum tum tum tum tum. El ritmo pausado y enérgico en cada beat, con requintos que se funden y el sonido de un órgano como de iglesia al fondo.
La bañera se llena. El tapete se inunda. Las puntas de sus dedos rasgan sus costados provocándole pequeñas descargas de placer mientras su cuerpo se arremolina en el agua vaporosa. Posa su mano derecha sobre el vientre haciendo caricias en piruetas. Toca su vello ensortijado y estira los pendejos rozando su monte de venus. Con su dedo índice alcanza el blando entre las piernas. Se masturba lentamente en círculos perfectos. Estira cada pliegue. Se moja.
Se respira melancolía. Un melodrama en cada una de las notas de las guitarras. El blues del amigo perdido. La trompeta acompaña nuevamente al bajo y las percusiones. El requinto llorando su blues, transpira notas que seducen.
Apartamentos Aurora, en Libertad y Robles Gil. Interior 4. Reminiscencias de la ciudad de la arquitectura Art Decó perdida con el paso del tiempo. Edificio de 3 pisos encima del Café Pacífico y la Librería Esotérica Tao. Cuatro mil pesos mensuales de renta. Sus padres desde su ciudad natal pagan el alquiler religiosamente desde que ella decidiera estudiar la universidad en Guadalajara. Las viviendas son amplias, de techos altos y cuarto de baño decorado con tapiz barato. Mariana toma un largo baño. El aire se respira húmedo por los vapores que emanan de la bañera. Sus dedos manosean delicadamente el clítoris erecto. La mano izquierda soba y estruja sus pezones mientras los remolinos de agua caliente se forman al interior de de sus piernas. Repasa mentalmente sus propios encuentros sexuales. Disfruta de sus caricias al ritmo que a ella le gusta. Cierra los ojos y aprieta los labios.
Remember when you were young, you shone like the sun. Shine on you crazy diamond. Now there's a look in your eyes, like black holes in the sky. Shine on you crazy diamond. You were caught on the crossfire of childhood and stardom, blown on the steel breeze. Come on you target for faraway laughter, come on you stranger, you legend, you martyr, and shine! Los miembros restantes homenajean al líder perdido, venido a menos mentalmente debido a los abusos en las drogas psicodélicas. En la cima de la popularidad Pink Floyd nos regala su álbum más personal. El Wish You Were Here que no es sino un lamento por Syd Barrett, el flautista que encantaría a todos en el primer álbum de Pink Floyd y, cual supernova, caería en decadencia en el camino de la banda a la cima del rock mundial.
La canción forma parte del soundtrack de los encuentros sexuales de Mariana con Joaquín. –Para escuchar esta canción como debe ser lo mejor es andar pacheco– . Le dijo él la primera vez que la escucharon juntos. Joaquín Alba. 43 años. Casado con Ximena Ortiz al quedar embarazada después de terminar ambos la carrera. Dos hijos. Abogado de profesión. Los martes y los jueves se encuentra con Mariana para dar rienda suelta a sus pasionales relaciones. Al final de la clase de las 5 de la tarde ella toma su Volkswagen Sedán descapotable en dirección a la Colonia Americana desde el Iteso. Modelo 71 en color azul cielo. Interiores en crema. Joaquín llega cerca de las 5:30 pm y pide un expresso cortado con espuma de leche en el Café Pacífico. Debajo de los Apartamentos Aurora. Al cuarto para las 6 llega Mariana y sube desesperadamente rumbo al interior 4. Se despoja rápidamente de sus ropas mientras pulsa play en el playlist de Pink Floyd. Suena Shine on You Crazy Diamond. 15 minutos más tarde Joaquín sube las escaleras al lado del café. La puerta del interior 4 está abierta. La música suena a un volumen considerable. Deja sus zapatos en la entrada de la puerta y se dirige a la habitación principal. Mariana está recostada sobre la cama pegada a la pared que queda al costado de la entrada. Joaquín entra y de frente observa una película porno en el televisor mientras Mariana finge no observarlo de reojo y toca sus pezones inflamados. Él se acerca y se sienta por un lado. Extiende el brazo para sobar los senos. Ella cierra los ojos y arquea su espalda echando la cabeza atrás. Le besa y le muerde el cuello. Mariana suelta un gemido casi imperceptible. La cama atestigua la relación prohibida de un hombre de cuarenta que le dobla la edad a su amante.
Mariana incrementa la presión en su clítoris. Su mano masajea en círculos su entrepierna. Piensa en Joaquín. Se repasa mentalmente cabalgándolo. Los chasquidos que producen los dedos sobre el agua se hacen cada vez más frecuentes. Su voz se torna aguda y sus quejidos constantes. Contrae la pelvis cuando siente un espasmo. Sus pezones se inflaman. Fantasea con el cuerpo de su amante imaginándose recorriendo las manos por sus nalgas. Besando los vellos en su pecho. Mirándolo a los ojos. Tomando y estirando su pene ya erecto. Arrodillándose para tomar el glande con su lengua y masajearlo. Cómo le gusta ver la cara que pone Joaquín cuando introduce su falo en la boca cálida y succiona. Las imágenes se agolpan en su cabeza y recuerda la sensación de tenerlo dentro de ella. Las circunferencias digitales incrementan su frecuencia y ella siente que se va.
You reached for the secret too soon, you cried for the moon. Shine on you crazy diamond. Threatened by shadows at night, and exposed in the light. Shine on you crazy diamond. Well you wore out your welcome with random precision, rode on the steel breeze. Come on you raver, you seer of visions, come on you painter, you piper, you prisoner, and shine! El saxofón exprime notas jazzísticas hasta alcanzar el clímax y se pierde en una orgía de sonidos. El bajo marca marcialmente cada tiempo cuando se escucha al fondo el instrumento de viento ya desordenado como en un largo y lastimero quejido por el amigo que ya no está.
Los dedos arrugados por el tiempo inmersos siguen sobándola por la inercia para prolongar el orgasmo. El teléfono timbra a lo lejos pero ella está perdida en sus pensamientos. Las partes VI a la IX de la canción permiten dar tiempo para recuperarse. Con el resto de la canción se completan 26 minutos y 1 segundo. Puestas al principio y al final del disco para englobar el homenaje a la leyenda. El teléfono timbra de nuevo insistentemente. Mariana no se doblega y piensa que su placer es más importante. Quita el tapón de la bañera. El agua baja lentamente.
Impacto lateral entre dos vehículos en el cruce de López Cotilla y Unión. La Toyota Sienna color arena modelo 2009 transitaba correctamente de norte a sur a la altura de López Cotilla. Al cruce del semáforo en luz verde sale al paso el Volkswagen Passat en color negro modelo 2005 a 80 km. por hora. La velocidad con la que embiste la Sienna sobre la posición del conductor convierte al vehículo en un arma mortal sobre la humanidad del mismo. El golpe seco como martillo que se siente sobre su cabeza le hacer perder la vista por un segundo mientras la columna no resiste la fuerza y se fragmenta como lo hace una vara de madera doblada por encima del límite de su elasticidad. La fuerza de rebote provoca el estallamiento de órganos a esa velocidad de impacto. Son las 13:47 hrs del domingo. Fierros retorcidos sobre el cuerpo sangrante del conductor del Passat negro. Las ambulancias están en camino. El agente vial pide dos. Daniela, la conductora de la miniván color arena, siente el volante incrustado sobre su vientre. Ella mantiene sus manos firmes sobre el mismo. Las lágrimas forman pequeños riachuelos sobre sus mejillas en camino a su barbilla. Los agentes viales no logran llamar su atención con las señas que le hacen para que abra la puerta o baje el vidrio de la ventanilla. Ella permanece estática, con los ojos puestos sobre la cabeza de perfil del conductor del Passat negro con la frente recostada sobre el volante. Un hilo de sangre la recorre desde la frente hasta la mejilla. Está en shock. El pánico se apodera de su mente y su instinto le pide a gritos resistirse a pensar en lo que ella ya sabe. Por fin uno de los agentes de tránsito logra llamar su atención y ella lo escucha cuando le pide que baje el vidrio un poco. Suelta el volante y con la mano izquierda oprime el botón para abrir la ventanilla. El tránsito mete el brazo en cuanto puede para alcanzar la manija y abrir la puerta. Cuando al fin la abre los 2 agentes se sorprenden al ver a Daniela abrazando su propio vientre. Está en el séptimo mes de embarazo. Un embarazo que está por encontrar su final en pocos minutos si no recibe la atención adecuada.
Gritos de reclamo en la habitación. Registros de llamadas telefónicas en el celular de Joaquín. Ximena reconoce el teléfono de Mariana. Mensajes de texto comprometedores. Joaquín los niega rotundamente. Ximena le avienta el celular en la cara. Nunca se había sentido tan humillada. Le amenaza. Le recrimina que Mariana por su edad bien podría ser su hija. Él no la escucha y le encoleriza que su esposa revise su celular. Ximena habla de divorcio. Joaquín sólo atiende cuando escucha a Ximena balbucear que nunca más verá a sus hijos. Él sale deprisa. No quiere seguir escuchando. Toma su auto y se dirige a alta velocidad para ver Mariana y advertirle.
Accidente potencialmente fatal en el cruce de López Cotilla y Unión. Joaquín yace sobre el volante de su Passat negro. Piensa en su hija. Quisiera poder verla en ese momento. Se arrepiente de no haberle dicho que la amaba antes de salir conduciendo escandalosamente de su casa. Y piensa en Mariana. Y en la primera vez que estuvieron juntos. El recuerdo se torna distante. En su lugar escucha las sirenas de las ambulancias que se acercan a cada segundo.
Apartamentos Aurora. Interior 4. Mariana distingue la cara de Marifer por la mirilla de la puerta. Se nota nerviosa y un tanto ansiosa. Marifer es su mejor amiga. Le conoce de la universidad, estuvieron juntas toda la carrera. –Abre ya, por favor –. Le dice Marifer al escuchar sus pasos sobre el marco de la puerta– ¿Qué pasa? ¿Por qué vienes así? –. Le contesta después de abrirle para dejarla pasar –Es mi papá. Está muy mal.
¿Qué sucedió? –pregunta Mariana. –Se peleó con mi mamá cuando descubrió que le era infiel. Salió enojado de la casa y chocó. Está muy grave. Está en el hospital. –Indicó Marifer. –Siempre supe que mi papá te estaba cogiendo.