tiempo transcurrido

Hace ya tiempo que no escribía. La verdad es que después del célebre Lupe-Reyes intenso que nos aventamos La Puchona y su servilleta en Mazatlán con la familiy, el chichifo, la ronca y el canhijo, me quedé tirando la hueva cómodamente y entre el bloqueo mental y la falta de inspiración se me fue el mes de Enero.

La resaca postnavideña dejó marcas visibles en mi pequeño puerquecito; resultado: varios kilos de más y falta de condición física puesto que dejé de correr a principios de diciembre y comencé nuevamente hace apenas 2 semanas. Estoy siguiendo el entrenamiento de Nike Running para correr 5 kms. sin parar. Ahorita voy en la semana 5 con una rutina de 4 min. caminando y 6 corriendo en 3 ciclos y 5 min. caminando al final. Hasta eso no me ha costado trabajo seguirlo pero sí me siento (y me veo, ja) pesado, como lento diría yo.

Por el lado de la chamba no estoy ni bien ni mal. Seguimos intentando esto de la freelanceada y por lo menos a principios de año la cosa pinta un poco mejor que en el pasado. En enero me cayó una chamba de inteligencia de marketing que consistió en realizar un análisis de competencia con una herramienta llamada Mistery Shopper, que seguro ya conocen, en la que uno se hace pasar por comprador para conocer todos los aspectos del producto o servicio de estudio y calificarlos. El análisis fue para una constructora que tiene varios desarrollos en Guadalajara, Pto. Vallarta y Morelia así que me aventé en total unos 35 desarollos visitándolos y pidiendo información, así como levantamiento de imágenes de los modelos que me trataban de vender.

Hasta eso la Puchona se discutió y me acompañó a Vallarta y Morelia y nos hicimos pasar por una pareja que estaba buscando comprar una casa. Nos poníamos de acuerdo en la historia que teníamos que decir y hacer nuestro papel. Estuvo muy pero muy cansado pero también nos divertimos de repente echando mentiras a lo baboso y de vez en cuando hasta terminamos creyendo nuestra propia fantasía.

Hubo ocasiones en que las casas que visitamos realmente nos gustaron y nos agüitamos un poco porque queríamos que los cuentos que dijimos fueran realidad, como cuando visitamos Vallarta y decíamos que estábamos buscando casa porque ya nos habíamos hartado de una ciudad grande como Guadalajara y queríamos vivir en la playa -esa parte no era tan falsa por lo menos en lo que a mí concierne- y que incluso ya teníamos algunos clientes allá, la neta es que nos tuvimos que poner de acuerdo hasta en sus nombres y esas cosas porque hubo quienes hasta nos preguntaban qué clientes y cosas por el estilo; en un desarrollo casi me cachan la mentira porque el vendedor me agarró en curva cuando me preguntó en qué hotel estábamos hospedados, la verdad es que ni se nos había ocurrido porque fuimos y venimos el mismo día, total que lo único que se me ocurrió fue decir -no me acuerdo- claro que el vendedor puso cara de what y comenzó a reirse -cómo no te vas a acordar el nombre del hotel donde llegaron- fue su respuesta incrédula, pero me dio tiempo para pensar en decir que habíamos llegado a Sayulita y que habíamos rentado uno de esos bungalows que ni nombre tienen y ya con eso como que se quedó más conforme.

En otro desarrollo nos salió hasta cliente potencial porque cuando supo que la Puchona era diseñadora la señora que nos atendió nos contó que ella estaba buscando uno porque estaba vendiendo unas galletas caseras pero quería mandar a hacer una etiqueta para que ya las pudieran identificar como su marca. Mientras veíamos la casa llegó una pareja joven con 2 hijos pequeños y la vendedora nos preguntó si no había problema en que la familia nos acompañara para que también la vieran, así que como yo tenía que sacar toda la información posible creo que hasta los ayudé porque ellos ni preguntaban nada y se me hacía que estaban medio verdes para lo que hay que saber a la hora de tomar la decisión de qué casa comprar.

Los viajes estuvieron cansadísimos la verdad. Nos levantamos a las 5:30 para alistarnos y salir lo más temprano posible, aprovechar todo el día viendo desarrollos y ya por la tarde tener tiempo libre para comer y pasear un poco, para después tener que regresar y venir llegando un ya tarde para dormir y al día siguiente seguir con los desarrollos de aquí de Guadalajara, porque los de aquí estaban todos en distintas zonas y había que segmentar y visitar la competencia de cada uno.

El día que regresamos de Vallarta, ya cerca de la 1 de la mañana decidí salirme de la autopista en Magdalena y tomar la libre para ahorrarme la última caseta y porque en tiempo no hay prácticamente ninguna diferencia y a la altura de Tequila nos tocó un choque de ésos que te dejan marcado. Íbamos subiendo una pendiente y cerca de la cima se alcanzaban a ver dos luces traseras delante de nosotros pero yo las veía un poco a mi izquierda y se me hizo raro, pensé que quizá el camino curveaba un poco y no alcanzaba yo a verlo bien así que prendí las altas para ver más adelante pero cuál va siendo nuestra sorpresa que cuando nos acercamos nos dimos cuenta que era un camión de carga que estaba sobre el carril contrario que estaba detenido porque había chocado de frente contra una estaquitas que venía del otro lado. La verdad no quise ni voltear bien porque sabía que me iba a malvibrar. Lo que alcancé a ver fue que la cabina de la estaquitas había desaparecido completamente y en su lugar sólo se observaban fierros retorcidos, lo único reconocible era la parte trasera. Además cuando íbamos pasando alcancé a ver chingaderas -no quiero ni imaginarme qué era realmente- como embarradas en el asfalto, como si hubieran aventado una sandía sobre la carretera y hubiera estallado al impacto.

Después de eso los dos nos fuimos prácticamente en silencio y muy despacio pensando en lo que acabábamos de ver, un poco sacados de onda y otro tanto preocupados porque todavía nos faltaban unos 40 kms para llegar. Pero llegamos bien.

El viaje a Morelia estuvo bien también sólo que el día que nos fuimos se soltó un frente frío, estuvo nublado y lloviendo, y estaba haciendo un frío de la chingada. De esos frío que cuando hablas sale baho. Las manos congeladas y nos arrepentimos de no haber llevado bufanda y guantes. Por lo demás, todo bien. En la tarde nos recompensamos con una sopa tarasca calientita antes de regresar. Yo quería comer tacos al pastor porque los de Morelia son los mejores tacos al pastor que yo he probado en mi vida, mucho mejor que los del DF la verdad, el problema es que supongo que nada más son por la noche porque dimos vueltas y vueltas buscando y nada más nada. Terminamos en uno de los restaurantes que están en los portales en el centro histórico.

Después de las visitas creí ingenuamente que la parte más pesada había terminado pero estaba muy equivocado. Luego de ello la captura de datos, con todos los gaps que usualmente salen de cosas que se me pasó preguntar y el separar y acomodar todas las fotos, fue lo más pesado sinceramente. Posterior a eso lo que me tocó fue hacer un análisis de esos de FODA de cada de uno de los desarrollos y con eso terminó la chamba. En total pasaron 3 semanas, entre las visitas, el vaciado, el análisis, la presentación y la entrega de resultados.

Y ahora sé que les salió extremadamente baratos.

Pero bueno, gracias a ellos nos ha salido más chamba así que no nos podemos quejar.

El año pinta mejor y eso es lo que importa, ahora necesitamos capitalizar algunas otras cosas y el camino ya se ve más despejado.

Este año me va la pelar. A huevo que sí.

Ahí se ven, perros.