La velita de los Arctic Monkeys

Salimos alucinados del concierto. Estuvo poca madre, no hay otra manera de decirlo.

La energía que transmiten los Arctic Monkeys en el escenario es incomparable. Ayer toda la raza estaba bien prendida y no paró de bailar en todo el concierto, pocas veces he visto eso en Guadalajara, y para una banda que tiene relativamente poco en la industria, además los Arctic Monkeys son unos morros y suenan como todos unos veteranos.

Nunca me había tocado tanto desmadre para entrar a un concierto en el Foro Alterno. Y eso que me han tocado algunos con mucha gente.

Llegamos al Foro Alterno y había un chingo de gente afuera y luego vimos que se les ocurrió cambiar la entrada de siempre a otra que está por un costado, detrás de los baños, así que se formaba una kilométrica fila desde la calle hasta la entrada, había cero señalamientos. Nosotros nos formamos y después la Puchona fue a ver cómo estaba el pedo más adelante y así fue como se dio cuenta que había una fila diferente para la zona preferente que era a la que íbamos. Luego se les ocurrió dividir hombres y mujeres pero era una vil pendejada porque al final las filas se volvían a juntar. La gente se metía en la fila sin que nadie le dijera nada y había momentos en que parecía que nunca íbamos a avanzar. La Puchona entró como si nada por la fila para mujeres y se chutó ahí esperándome quién sabe cuánto tiempo.

Estando ahí formados comenzó a sonar Sleepy Sun, los teloneros, de los que no sé absolutamente nada. Al llegar a la entrada la revisión y el control balín de siempre que nada más sirve para dificultar y ralentizar el paso. Entramos a las primeras carpas y había 2 barras, el mismo pedo de siempre. Pinches filas interminables y 2 weyes en cada barra atendiendo a chorrocientos cabrones, neta neta, no entiendo qué piensan los putos productores chafas que tenemos, uno no se explica por qué chingados no pueden hacer un puto concierto bien, pareciera que ni aprenden de los errores ni tienen pensado mejorar nada. Después de más de 1 hora logramos instalarnos en el foro, ya los que habían abierto habían dejado de tocar y en el escenario estaban preparando todo para los Arctic Monkeys.

El escenario fue bastante sencillo, pocas luces y una tela inmensa de fondo. No hizo falta más para prender a la gente. Ellos hacen lo demás. Aún así a mí me dio la impresión de que se notaban como cansados después de una gira agotadora, éste fue su último concierto del año.

Otra vez la cagué y se me olvidó poner a cargar la pila de la cámara así que no pude grabar todo lo que hubiera querido. Tenía 16 minutos de carga y creo que ni eso alcancé a grabar.



A la mitad del concierto vi que quedaban 3 minutos y la apagué esperando grabar la de A Certain Romance.



No pude resistir de grabar un cachito de I Bet You Look Good On The Dance Floor así que restaron 2 minutos y finalmente ni la tocaron así que aproveché para grabar la última que fue la de 505.



Los Arctic Monkeys son una especie de mezcla entre los Strokes y los Libertines. Representan a la avanzada del Post Punk Revival y son la esperanza del Brit Rock; verdugos del Brit Pop noventero. Son los abanderados del Indie del siglo XXI, los Smiths en los tiempos del Facebook y el MySpace.



Recuerdo que estábamos en Mix Up y vi el cd de su primer álbum, el Whatever People Say I Am, That's What I'm Not, y lo tomé inmediatamente. Tenía mucha curiosidad por escucharlo porque había leído que eran el nuevo hype en Inglaterra. Era el 2006. Reconozco de entrada que no entendí por qué tanto alboroto, no estaba nada mal, sonaba bien pero es que había leído que los Arctic Monkeys eran la neta del planeta, la banda destinada a cambiar el rumbo de la música. Se me hizo demasiado.



Pero luego lo fui escuchando y comencé a agarrarle gusto. Se me hizo que era una de esas bandas para escuchar en un pub, en una de esas pedas que invariablemente terminan con uno guacareando en la taza del baño. Es como un Neo-Punk bailable. Con unas guitarras que dominan el sonido de la banda, sus riffs cortos y rápidos son lo más característico de su sonido. Como si las guitarras de los Libertines tomaran los ritmos bailables de las canciones de los Stones Roses y los combinaran. Algo así, me parece a mí.



Su primer disco tuvo tanto éxito que rompieron el récord de ventas en la primera semana del lanzamiento de cualquier primer disco. El pedo es que ya eran famosos antes de lanzarlo. Sus fans distribuyeron su música por el MySpace y así lograron comenzar a llenar conciertos. Algunas canciones que habían grabado comenzaron a sonar en la radio sin que los Arctic Monkeys tuvieran un contrato con alguna disquera. Según los rumores, rechazaron 2 contratos millonarios con algunas disqueras muy grandes porque querían tener el control de su música y sus carreras.

La neta a veces pareciera que los Arctic Monkeys están destinados a ser grandes.

Cuenta la leyenda que Alex Turner y Jamie Cook pidieron guitarras como regalos de navidad en el 2001, cuando tenían unos 15 o 16 años de edad, y que después de estar aprendiendo a tocar durante un año decidieron formar una banda de amigos para tocar y echar desmadre. Para el 2003 ya estaban consiguiendo tocadas.

En el 2005 después de que todo mundo les ofreciera la luna y las estrellas decidieron firmar un contrato con Domino que es una disquera pequeña, famosa por su ética de trabajo y con una filosofía muy hágalo-usted-mismo, acorde con el pensamiento de los Arctic Monkeys. A principios del 2006 salió su primer disco.

Después de eso la verdad les perdí la pista.

El pedo fue que juro que en un programa de radio, de los de RMX, un locutor dijo que los Arctic Monkeys se habían separado. Yo me acuerdo que me a mí se me hizo gacho porque me había gustado su primer disco. Claramente repitió que los Arctic Monkeys se habían separado y que Alex Turner, su vocalista, tenía un nuevo proyecto.

Pues yo le creí, y la neta no me tomé la molestia de verificar la información.

Luego a principios del año pasado por casualidad vi que existía un segundo disco, Favourite Worst Nightmare, lo busqué y me di cuenta que estaba desde el 2007 y yo ni en cuenta. Lo bajé y lo escuché inmediatamente.

Me gustó. Es como la versión ‘más rápido, más furioso’ del primer disco. Los mismos riffs angulados, mucho ruido, mucha energía.

Casi al mismo tiempo leí que estaban por lanzar un tercer disco y en cuanto tuve oportunidad también lo bajé. Humbug se llama. También me gustó aunque éste sí se me hace bastante diferente a los anteriores. En el tercer disco se puede escuchar a unos Monkeys más oscuros diría yo, como con un sonido más robusto, más elaborado y con menos revoluciones que el segundo.

Yo creo que en el primer disco suena como si quisiera comerse el mundo entero, el segundo es como si quisieran superar al primero, y ya en el tercero le bajaron de huevos. No es que sea peor, es diferente. El teclado aún cuando sigue siendo un mero adorno en sus canciones ya comienza a notarse más. Los arreglos son más pensados, ya no nada más para hacer más ruidoso el sonido. Lo característico, que son los riffs, siguen ahí, sigue siendo el sonido de los Arctic Monkeys solamente que un poco más maduro a lo mejor.

Mi favorito es el segundo, el primero se me hace un discazo pero es que me gusta más el sonido del segundo.

Luego de la decepción que supuso el fracaso de los Libertines para cambiar el rumbo del rock británico los ojos están puestos en los Arctic Monkeys.

Esperemos que así sea, aunque uno nunca sabe cuándo aparecerá el nuevo Pete Doherty para cagarla y autodestruirse.

Total que el concierto superó mis expectativas. Tampoco fue lo mejor que he visto ni nada pero lo cierto es que yo me la pasé poca madre. Espero volver a verlos porque valen cada pesito que pagué por verlos.

Ahí se ven, perros.