El Perro Uncensored

Sujeta A: – Oye perro, nomás no vayas a poner que dije que me quería encuerar, ¿eeeehhh? –

El Perro: – Ay no seas mamflakes, ¿pus que tiene? ni que pusiera tu nombre, por eso escribo con puros sobrenombres. –

Sujeta A: – Es que me da pena –

El Perro: – Chale! –

Conversaciones como la anterior son las que prefiero evitar.

Vamos por partes, cómo empezó todo. Me gusta escribir pero siempre he sentido que me la paso ensayo tras ensayo mientras que a mí lo que se me antoja es escribir cuento o novela.

He intentado escribir varios cuentos pero ninguno me termina de gustar así que pensé en que podía hacer un blog para ejercitar mi narrativa, el pedo es que no se me ocurría gran cosa hasta que después de mucho pensar y pensar tuve la grandiosa idea de escribir sobre algo que sé mucho: mi vida.

La idea es más que simple, hasta pendeja creo. Narrar cosas que me pasen que valgan la pena; en forma descriptiva si se puede aunque no siempre lo logro. Algunas veces empiezo a narrar y después de 15 minutos me doy cuenta que parece más una especie de ensayo que de cuento, pero no importa, me gusta explayarme y además no me lo tomo tan en serio la neta, es un experimento más y los experimentos suelen fracasar, lo importante es que yo gane algo, en este caso, practicar mi escritura.

Por ahí saldrá algún baboso que este pensando “ay sí, como no, según él no le importa pero bien que lo pone en línea”…

La idea de que otras personas te lean es atractiva, no lo niego (alimento para el ego), y aún cuando no he probado esas mieles de la dizque fama bloguera pienso que no es algo que persigo. O pongámoslo de otra forma: pienso seguir escribiendo aunque nadie me lea.

Como sé que estoy escribiendo chingaderas reales mías y de otras personas pensé que lo mejor era escribir con puros sobrenombres. Sinceramente no tendría mucho pedo para decir mi nombre pero así evito futuras demandas legales, jejeje. Además si hago eso capaz que La Puchona ya no me va a dejar poner fotos de sus lolas y eso.

Tomé esas precauciones (escribir con sobrenombres) precisamente para evitar conversaciones como las que me aventé con la Sujeta A, para poder escribir lo que se me pegara la gana sin tener que guardar nada.

Y no es que mi vida sea más interesante que la de Gloria Trevi, más bien es lo que tengo a la mano.

Mis amigos no saben lo que escribo, algunos saben que tengo un blog pero cuando me preguntan la dirección les doy el avión diciendo “luego te la mando” y me hago pato.

Pero tampoco es que me moleste que lo lean, si me molestara entonces escribiría en un cuaderno guardado con llave además estaría chido porque tendría mis primeros lectores, jejejeje.

Por otro lado sí me da hueva que se den cuenta de lo que escribo y que les moleste porque no tiene nada de malo, no estoy poniendo nombres. El problema es cuando me dicen “no lo pongas” porque la neta tengo pedos con la autoridad y me pican la cresta, y me dan más ganas de hacerlo.

– ¿Cuál es el pedo entonces? – Ustedes pensarán que ultimadamente es mi blog y yo puedo poner lo que quiera le moleste a quien le moleste y tienen razón; pero si lo hago seguramente la Sujeta A se va a estar cuidando de lo que dice o lo que hace delante de mí y eso da más hueva. Yo prefiero que las personas sean como son y no se preocupen por lo que opinen los demás pero eso suena más a deseo de buena voluntad que a pragmatismo.

¿Saben qué? Me vale verga.

Viva la libertad de expresión. Ahí se ven perros.