miércoles, noviembre 16, 2005

Prólogo (continuación)
Quihuboles, aquí El Perro, hablando solo como loquito.

Siguiendo con lo decía la vez pasada, hoy me toca hablar de La Puchona.

La Puchona es mi novia. Bueno, eso dice ella. La neta es que nomás vivimos juntos y cogemos.

La Puchona es dizque diseñadora gráfica. Llevaba hasta este, 5 años trabajando para marcas de carros, pero quesque ya se hartó y ahorita anda en otros proyectos más tortilleros.

¿Qué es lo más característico de La Puchona se preguntarán ustedes? ¿Cómo reconocerla en la calle? Muy sencillo.

Por las tetas.


Siempre le he dicho a La Puchona que ella tiene finta de puta y alma de mocha. ¿Cómo cómo? Pues si, La Puchona es de esas morras que llaman la atención cuando pasa, o cuando entra a algún lugar, y siempre la primera impresión que te llevas de ella es que es una cabrona. De esas morras que las ves, y no porque parezca modelo sino por la actitud, dices “uy, esa no me va a pelar”.

Tiene una actitud de I’m a bitch tatuada en el cuerpo. Pareciera que vas a llegar a ligártela y ella se riera en tu cara.

Igual y es por la percha. La Puchona se viste “bien acá”. Le gusta vestir para llamar la atención pero no crean que estoy hablando de que parece morrita lista para ir al Bosé, siempre se caga de la risa de las morritas britney spears wannabe porque la neta parecen hechas en serie.

El Pelón y La Puchona siempre las andan viboreando porque todas parecen hijas de Beyonce con su pelito todo quemado con la plancha y con “rayitos” pa’ que vean que en México si tenemos güeras; lentes a la J.Lo, faldita y blusita de 30 varos de Zara, y escuchando a Safri Duo (porque les gusta la “electronica”) a todo lo que da.

Nel, La Puchona no es de ésas.

Por ejemplo, hablando de lo que le gusta vestir, el invierno pasado se compró un chaleco de peluche rosa que todo mundo o le encantó o lo ridiculizó, incluso tuvo el apodo temporal (uno más) de La Peluchona gracias al mentado chaleco, total que con ella no hay medias tintas.

O de repente llega con sus blusitas escotadas y porn star en el pecho.

Luego se pone sus guantes negros hasta la mitad del antebrazo, que se le ven muy chidos, pero que poca gente sabe que los hizo de unas medias rotas que tenía.

Me gusta como se arregla.

La Puchona mide unos 1.60 mts más o menos, tiene el cabello negro azabache, largo y pesado, entre lacio y necio, y es de tez muy blanca, pero como ya dije, la van a reconocer por las tetas: 34 D. Eso es lo que hace a los hombres (y mujeres) voltear, pa’ que nos hacemos weyes.

¿Y por qué La Puchona? Ah, esa es oooooootra historia…

Bueno más bien, habrá que empezar por decir que conozco pocas personas con tantos apodos como La Puchona, casi casi tiene uno para cada ocasión, circunstancia o localización geográfica, pero trataré de omitir los más obvios para no revelar la identidad de nuestra superhéroe:

La 67. Empezó a llevar una blusa militar verde a la oficina con el número 67 en el costado y en una de las bolsas del pecho, y quién-sabe-quien-ni-cómo empezaron a decirle así.

Esperancita. Un wey de la ofis tenía una novia que le decían Esperancita de cariño y por alguna extraña razón (quizá le recordaba a ella) empezó a decirle así a La Puchona y ya después todo mundo también. Aquí el detalle es que ella misma pidió que dejaran de llamarle así quesque “porque ya son muchos apodos”.

Joplin. Ese apodo es de la prepa creo y no tengo la menor idea de por qué o qué.

Juanetes. Apodo cortesía de su amiga Claudia. Sepa la bola no me pregunten a mí yo no le he visto ni uno.

Nanny. Así le decían en su casa cuando estaba chiquita.

Shané. Así le dicen ahora sus sobrinos(as).

Reina del Pop. Derivado de su vestimenta (supongo).

Yahaira La Diosa del Amor. Así es como la conocen en los círculos gays tapatíos. Cortesía de My-Sweetest-Heart.

La Inmaculada. Así es como la conocen en los círculos gays vallartenses. Esa historia es muy buena, al rato la cuento.

La W. papá del apodo La Puchona. Es invención de El Pelón. Yo hasta hace poco pensaba que era por las glándulas mamarias que se carga pero nel.

La Puchona. Derivado de La W. Lo que pasa es que La Puchona tenía unos pantalones que le quedaban apretados y como se le embarraban hasta en la entrepierna según El Pelón “se le veía la w”. Así que empezó a decirle así y después derivó en La Puchona, como es mundialmente famosa y conocida ahorita.

Me voy a reservar como otros 4 que faltan pero es que son demasiado obvios y luego me meto en broncas de copyright.

Mejor les voy a contar la historia de La Inmaculada.

Corría el año de 2002 (¿ó 2003?) y El Pelón y La Puchona decidieron no ser una estadística más de los que se quedan encerrados y se lanzaron a Vallarta para pasar allá el año nuevo (qué raro, un gay planeando ir a Vallarta).

En sí toda la travesía es digna de relatarse pero yo no me la sé completa, así que mejor le voy a pedir a La Puchona que nos cuente el trip completo más adelante; lo que yo sé a ciencia cierta es que, después de andar pisteando todo el día, se lanzaron al Pacos Pacos y estaba hasta su madre pero chido.

Y ya en el desmadre a La Puchona le dieron ganas de mear pero en serio. Así que se dirigió al W.C. para encontrarse con la sorpresa de que la cola parecía la de las tortillas. El chiste es que estando ella ahí las loquitas de atrás se la empezaron a hacer de pedo quesque porque “este es baño de hombres” a lo que ella contestó con un “pos si me dicen dónde está el de mujeres con mucho gusto, además, aquí ni hay hombres, así que ustedes tampoco deberían entrar”.

Ya en el desmadre, y como las locas, igual que las morras, son bien montoneras cuando andan en bola, le siguieron ahí chingando hasta que entre broma y broma les aseguró que ella era en realidad “una vestida, pero soy bien macho y hasta hago parado” para que ya la dejaran mear a gusto.

Una vez que salió del baño El Pelón ya la estaba esperando, cual quinceañera alborotada, para lanzarse a bailar a la pista, en medio, donde están los cuerpos sudorosos, donde le encanta al cabrón.

Pues dice La Puchona que ella estaba bailando muy quitada de la pena cuando de repente se le dejan venir una bola de loquitas montoneras, de las que estaban alegando en el baño, y que se le cierran alrededor (yo me cago de la risa, porque me imagino una escena bien acá, onda Vaselina, como pelea de musical pues…) y empiezan a echarle pleito, la agarraron de las greñas y la zangolotearon por todos lados, ella dice que nomás escuchaba “arráncale la peluca” “pellízcale las nalgas” “aráñale la cara” “desínflale las bubis” y zas cabrón entre todos a darle duro, ella nomás se defendía como podía y El Pelón estaba pero si meándose de la risa en el piso.

Y así siguieron hasta que uno de ellos por fin le pudo agarrar bien una chichi y se la pellizcó y entonces se dio cuenta y empezó a gritar “¡ES DE VERDAD! ¡ES DE VERDAD!”

No pues hagan de cuenta que hubiera hecho un milagro, todos se abrieron y casi casi hasta se le hincaron, y uno de ellos gritó “¡Es la Inmaculada!” y listo, la rebautizaron nuevamente, la llenaron de besos y le pidieron disculpas porque según lo que dijeron, es que pensaban que sí era una vestida de verdad.

Dice La Puchona que en los días siguientes se encontraron varias veces a las loquitas y nomás la veían venir y empezaban “¡ahí viene la Inmaculada!” y desde entonces así es como la conocen por allá.

ENTREVISTA CORTA A LA PUCHONA.

LPADEPYLP: ¿algunas palabras que quiera decir al respetable?

La Puchona: Me es inclusive…

Qué concisa, qué bárbara, qué manejo del lenguaje.

Y bueno, aquí le voy a dejar por hoy. Luego le seguimos.

Ahí se ven perros.

1 comentario:

vergudo-82 dijo...

ps me dio miedo ese apodo de la puchona