viernes, junio 05, 2009

Trilogía Auto-reconocimiento Pt. 1

Desde hace tiempo que he querido escribir sobre algunas películas que me gustaron mucho. Yo las llamaría la trilogía del auto-reconocimiento. Suena muy mamón pero es que está difícil hallarle nombre a lo que las une.

En realidad no forman ninguna trilogía, las 3 son muy diferentes en casi todo, a lo mejor lo único que las une es que las 3 me hicieron reflexionar muchas cosas, cuestionarme otras tantas y una de ellas todavía tiene me tiene dando vueltas la cabeza.

La verdadera razón no la voy a decir sino hasta al final.

Me gustan este tipo de películas, no importa el género, que me hagan reflexionar chingaderas.

La primera acabo de verla hace unos días, pero todavía sigo pensando en lo que vi. Se trata de Revolutionary Road, la última película de Sam Mendes. La Puchona quería bajarla para verla pero antes de saber de qué trataba o quién la dirigía me dio un poco de hueva porque me hizo recordar Titanic y dije ‘no gracias’ cuando vi en la portada la imagen de Kate Winslet y Leonardo DiCaprio, pero luego de que me aclaran que no era una película romántica ni nada de eso me hizo cambiar de opinión y qué bueno porque me encantó.

Debo confesar que me esperaba una gran actuación de Kate Winslet, como me tiene acostumbrado, pero el que realmente me sorprendió es el wey, impecable su actuación.

Ahora sé que es la adaptación de una novela del mismo nombre que recomiendo a ojos cerrados.

Antes de continuar te advierto que, aún cuando no los considero spoilers, si no quieres saber ningún argumento de la película NO leas lo que sigue.

La historia trata sobre los Wheeler. Los Wheeler, en palabras de la Sra. Givings, son una pareja diferente, especial. Son los años 50 y tienen todo un futuro por delante. Se conocieron en una fiesta, ella como aspirante a actriz, él como un hombre que todavía no sabe exactamente quién es o qué hace pero con hambre de comerse el mundo entero.

Los años pasan y Frank tiene un empleo estable que paga bien, mientras que April ve cómo sus grandes sueños de ser actriz son frustrados para convertirse en un ama de casa madre de 2 pequeños, viven en una casa bonita y un jardín grande al frente justo en Revolutionary Road.

A veces así pasa. Un día te despiertas y te cuestionas ¿Cómo chingados llegué yo hasta aquí?

Y recuerdas los sueños que tenías, sentías que podías lograr absolutamente todo lo que te propusieras, de hecho… tú no eres como los demás, tú eres diferente, especial, tendrás una gran vida, no cometerás los mismos errores ni renunciarás a nada que no desees jamás, tú vives FUERA de la caja.

Y aún así… ¿Cómo chingados llegué yo hasta aquí? ¿En dónde me desvié? ¿Por qué me siento insatisfecho? A lo mejor no soy tan especial ni tan diferente, caí en el mismo engaño que cae todo mundo ¿En verdad mi vida tiene que ser así? ¿No soy yo el que controla mi propia vida?

April decide que sus vidas no tienen por qué ser así de convencionales, de aburridas, de monótonas y tiene una gran idea que le platica a Frank.

A Frank la idea le parece poco realista. Pero April piensa que lo que es irreal es el modo de vida que tienen, lo que le parece irreal es que con la capacidad que tiene Frank él tenga que ir diario y trabajar en una oficina que no le gusta haciendo algo que no le gusta y tenga que regresar a una casa que no le gusta, donde lo estará esperando su esposa, quien tampoco soporta la vida que lleva como ama de casa.

Eso es lo verdaderamente irreal.

¿Qué es lo que los detiene?

Hay un personaje que me llamó mucho la atención: John Givings. No diré mucho de él pero aún cuando casi no tiene relación con los personajes (aparece 2 veces en toda la película) sus diálogos me parecen realmente buenos, muy memorables, a lo mejor hasta claves para entender el conflicto. Los dos que me fascinan (sin que develen nada) son éstos:

“Hopeless emptiness. Now you've said it. Plenty of people are onto the emptiness, but it takes real guts to see the hopelessness.”

“You want to play house you got to have a job. You want to play nice house, very sweet house, you got to have a job you don't like.”

Algo así como:

“El vacío sin esperanza. Ahora sí que has dado en el clavo. Muchas personas viven en el vacío, pero hay que tener mucho valor para ver la desesperanza.”

“Quieres jugar a la casita, necesitas tener un trabajo. Quieres jugar a la casita bonita, a la dulce casita, entonces necesitas un trabajo que no te guste.”

Lo más sensato que escuché en las 2 horas.

Como quiera que sea uno se plantea ¿es esto lo que siempre soñé? ¿Quiero seguir así el resto de mi vida? ¿Existe algún destino paralelo para mí diferente a éste? ¿Me voy a conformar con ésto?

Aunque, como Frank y April, la mayoría de las personas hablamos mucho y hacemos poco, a lo mejor tenemos oportunidades para cambiar lo que no nos gusta de nuestra vida pero, a lo mejor también, decidimos estar más cómodos, en el Status Quo, sin mover nada, dejándonos llevar por la corriente a ver a dónde nos lleva, quejándonos amargamente de nuestra mala suerte y de lo injusta que ha sido la vida con nosotros para poder sentir que somos una víctima, para poder decir que pudimos haber escogido muchas cosas pero no somos ningunos egoístas que sólo piensan en sí mismos, nosotros hemos hecho sacrificios, la vida de nuestros hijos es más importante que la de nosotros, nosotros sí somos buenos padre responsables. Y así queremos que siga.

Es nuestra trascendencia. Nuestras vidas transcenderán a través de las suyas.

A veces creo que las personas deciden tener hijos en el momento en el que se dan cuenta que ésa es la única forma en la que van a trascender su vida. Cuando somos más jóvenes soñamos con una vida de éxito, sentimos que somos invencibles, que vamos a trascender en todos los ámbitos.

Pero luego nos damos cuenta que no es tan fácil, no se necesita sólo hacer bien las cosas, no todos sobresalimos, y entonces decidimos que no éramos tan especiales como pensábamos, que quizá nuestro destino es el mismo que el de cualquiera, que la vida nos va llevando por un camino que no escogimos, y que nuestra vida no tendría sentido sin crear a otra.

Triste pero cierto.

No para todos, sólo para la mayoría, jajajajaja.

Película altamente recomendable si no te importa que una película te haga sentir triste.

Mañana la segunda parte de la trilogía.

Ahí se ven, perros.

1 comentario:

chokkolatt dijo...

Cuando la vi también me puso a pensar todo eso durante la película, después ya no. El personaje de John Givins a pesar de que apenas aparezca, es el que se ve que tiene más claras sus ideas.

No había pensado en los hijos de esa manera pero creo que sí aplica para muchísimas personas, no sé si para la mayoría, tendría que ponerme a pensar y eso no se me da.