Hace tres noches...

Entramos a un bodegón no muy grande, con decorativos de carpa que simulaban un circo viejo, la iluminación irradiaba un ambiente añejo de tonos rojos y sepias, teníamos la sensación de estar entrando a un salón tipo Moulin Rouge en sus tiempos más decadentes. En el centro había una pequeña pista en donde un personaje regordete y bajito con un saco rojo, sombrero de copa y bigotes largos y tiesos que al final terminaban en círculos a base de goma barata sobre una sonrisa un tanto macabra, paseaba entre la multitud importunando con chistes insulsos y carcajadas fingidas. Era un mar de gente de todos los tipos, desde seres como salidos de Carnivale hasta punks, darketos y demás infrahumanos, también había una pequeña población de los denominados "gente común" todos mezclados bajo un mismo techo entre sonidos de copas, conversaciones, ritmos y olores nocturnos.

Vemos el bar al final de la pista y nos dirigimos hacia él. Antes de llegar el Perro me dice:

-Voy por mis cigarros al carro, los olvidé. Pídeme una bebida-

Lo veo perderse entre la masa de gente. Volteo al bar y me dirijo al levantador de pesas de los años 50’s que esa noche cambio el oficio a cantinero:

-Un vodka sonic y un mandarin agua mineral por favor-

En el aire flota la melodía “Butterfly Caught” de Massive Attack. Siempre he disfrutado esa rola, me causa sensaciones difíciles de describir, me transporta a un nivel abstracto, de nostalgia… me dejó llevar un rato por su melodía... pasa un tiempo y decido ir en busca de rostros familiares. Camino hacia una esquina en donde están pequeñas salitas de muebles redondos que desentonan un poco con el resto del lugar, a lo lejos veo al Tío Joe y al Gallo enfrascados un una conversación intensa –as always– e intento llamar su atención ondeando mi brazo por arriba de las cabezas, -pero están demasiado lejos-, intento cruzar el salón para acercarme a ellos -hay tanta gente- de tanto esquivar cuerpos me esta dando claustrofobia -no puedo avanzar- y en ese momento caigo en la cuenta de que el Perro no ha regresado, ha pasado mucho tiempo, me dirijo a la puerta un tanto preocupada. Alguien nos había advertido, que por esos rumbos andar solo no era muy conveniente, existe una tribu satánica de la que todo el mundo habla, pero que nadie a visto... apresuro el paso. Lo veo recargado en un carro negro con la cabeza caída de lado, me acerco.

-Qué haces aquí? Te estaba esperando-

-Estoy con mis nuevos amigos-

Levanta la cabeza y me mira o parece mirarme pero en realidad sus ojos desorbitados me traspasan como si buscaran comunicarse con mi yo etéreo que flota detrás, su rostro febril me asusta, esta como ido de la realidad –de mi realidad– esta en éxtasis, pero en uno muy parecido a la locura, me esfuerzo internamente para que no asustarme

-Qué tomaste?- le pregunto

-Mis nuevos amigos han compartido conmigo de lo suyo, me han despertado, me siento yo mismo, me han abierto la puerta de su mundo, que sensación más poderosa…

-Ven vamos adentro, nos están esperando…- le contesto sin tener ni puta idea de que hacer

-Espera!, antes quiero que veas algo, entre mis nuevos amigos hay uno que es artista, es un genio, acaba de terminar una obra quiero que la veas, anda ve, es ahí, ve a verla-

Camino un par de metros hacia donde me señala, siento que hay gente alrededor pero no la puedo ver claramente, solo borrones en la oscuridad, como si fueran fantasmas que no quieren ser vistos, no aún, soy una extraña para ellos. En una calle hay cuatro carrocerías de auto enfilados, destartalados y quemados, sin ningún asiento en el interior, algunos sin volante ni nada, son muy pequeños.

Me acerco al primero y veo que en el interior hay un maniquí mutilado, atado de las muñecas la cual una no tiene mano y la otra esta con los dedos retorcidos, la cabeza resquebrajada de la mitad me mira con un solo ojo con el maquillaje corrido, parte del rostro y el torso le recorren hilos de -sangre?- un líquido rojo, está quemado de algunas partes, con manchones que simulan costuras, pero lo impresionante y grotesco es la posición en que está, totalmente deforme y retorcido, sin perder la esencia de que alguna vez formó un cuerpo. Por todo el techo cuelgan lamparitas chinas sucias y velas iluminando las estampas de santos y exvotos que están colocados por todo el interior.

El segundo carro es muy similar, solo que ahora son dos maniquíes en el mismo estado, mutilados y quemados, el más pequeño está sin cabeza y el otro vestido con correas y cadenas cubre su cabeza con una máscara de piel negra con cierre en la boca y sin ojos, colocados en una posición evidentemente sexual -el dominante y el dominado- y aún así se pueden apreciar las extremidades totalmente retorcidas, con llagas y heridas simuladas. En éste todas las estampas son de la virgen.

Al llegar al tercero y cuarto tiemblo. Están frente a los dos primeros como simulando un espejo, y efectivamente, son un reflejo idéntico a los otros dos, solo que en estos en lugar de maniquíes son cuerpos humanos...o partes de ellos, una sátira de fantasía y realidad.

Aún cuando aterrorizada no puedo dejar de pensar en su belleza estética.

Regreso al auto en donde el Perro sigue sin moverse.

-Vamos adentro, anda-

-No... quiero estar aquí-

-Pero tengo miedo que te pase algo, anda, vamos adentro, por favor...-

-Ellos no pueden dañarme, ya no, ve tú... entra- y me empuja hacia la puerta del antro, pero siento otras manos que me obligan a meterme al bullicio del lugar. Quiero salir, quiero irme de ahí, rodeada entre tanta gente siento como me cae la soledad como piedra en la espalda, me agarran un brazo y me jalan, estoy a punto de gritar...

-Eh! pensamos que no venían, donde está el Perro?- pregunta el Gallo

-afuera- y les cuento lo sucedido.

-Yo he escuchado que esta gente tiene un ritual, para digamos reclutar gente- me dice Tío Joe muy serio

-Dicen que les dan a beber una droga, no sé qué sea, para ponerlos a prueba y ver si son dignos de su culto, los que aprueban forman parte de su familia, y...- no termina la frase

-Que pasa con los que rechazan?- pregunto temiendo a la respuesta

-...pues...se convierten en material para sus obras de arte...- responde en voz baja

Siento como se me congelan las venas y salto hacia a la puerta -me dijo que se sentía liberado, que se sentía él mismo- pero tengo ya la certeza que de una manera u otra, lo he perdido...

Afuera no hay ruido, no hay viento... veo el carro negro... pero él ya no está.